Capítulo 12

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CAPÍTULO 12

Las damas se colocan el vestido con admiración, ansiedad y expectativas altas. Es su presentación como damas solteras del pueblo disponibles tanto para hombres como para mujeres, no hay una barrera sexual. Todos estaban invitados a enamorarse, casarse y crear nuevos postulantes para un futuro.

Trajes fabulosos hechos por los mejores vestuaristas que daban que hablar en pasarelas de Francia y que costaban una barbaridad que la misma familia debían pagar. Luego tendrías que fijarse la boleta que el mismo palacio les enviaría con los gastos de sus hijos.

Evangelina se miro al espejo y no se reconoció. Al ver que estaba vestida de novia y no con un atuendo para ingresar a la universidad, le dio ganas de llorar. Se contuvo, pero no pudo aguantar las lagrimas una vez que llegó al pasillo.

Tenia un maquillaje precioso, sencillo pero que resaltaban delicadamente sus ojos, su cabello castaño oscuro caía como resortes sobre su espalda.

Bajó las escaleras del palacio con un ramo de flores en las manos una vez que mencionaron su nombre en alta voz y el resto de los postulantes aplaudieron recibiéndola. Bajó despacio, tomándose su tiempo, mientras todos contemplaban a la futura novia de alguien de ojos tristes debido a que el rímel se había corrido y había generado gotas negras que se deslizaban sobre su mejilla.

Esa medianoche, Evangeline representó lo que la mayoría reprimía por miedo. Porque era tan fuerte la tradición del pueblo que si alguien la cuestionaba no sólo quedaba como traidor a la patria, sino que pondría en juego la vida de uno y la de su familia.

Y que una joven por primera vez bajara por las escaleras llorando en silencio, con la mirada fría y al frente, sin ver los ojos de nadie, fue ver la representación de una niña que estaba en un sitio que no quería y que nunca se imaginó estar.

Y lo peor de todo esto, es que sus padres, por más que quisieran, no podían hacer nada por ella.

EVANGELINE BROWN.

Mantuve la mirada al frente porque no quería que el resto tuviera el gozo de conectarse con mis ojos que nada tenia que ver con ellos.

Un escalón a la vez bajaban mis pies y para mí tenía un significado simbólico porque mientras más bajaba, más daba a entender que me estaba entregando a ellos.

Sabia que ninguno iba a tener el privilegio de tenerme como esposa decorativa en una mansión enorme pero mis lagrimas demostraban mi miedo porque eso ocurriera.

Tenía miedo, me sentía pequeña y mis manos temblorosas estaban haciendo añicos los tallos de unas rosas blancas que no tardarían mucho en secarse.

Finalmente llegué al último escalón y me relajé porque ahora estaban viendo a un chico bajar con su traje y tras mirar hacia atrás y ver que era Dan el que desciende le sonreí forzadamente.

El me vio, me sonrío y luego volvió a ponerse serio tras seguir bajando mientras las chicas murmuraban lo atractivo que estaba y lo hermoso que se veía como novio.

No pensaba lo contrario.

Me coloqué junto a una columna. Todos estábamos de pie porque cuando descendiera el ultimo, comenzaría la fiesta de novios y novias. Me sentía ridícula vestida así y para no pensar en el verdadero motivo por el cual estaba allí, imagine que era una fiesta de disfraces con temática de boda. Y funcionó, porque al menos pude beber de mi copa (ni siquiera sabia lo que estaba bebiendo) un poco más relajada.

El resto parecía estar pasándosela bien, reían, charlaban y realmente estaban a gusto como si eso lo hubieran esperado toda su vida. Como si no supieran que había un mundo allá afuera que era mucho más que casarse con alguien que debías conocer en tan solo tres meses.

En las sabanas de un TelescoWhere stories live. Discover now