Capítulo 20

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CAPÍTULO 20.

ADIELE FERRARI.

Caer de culo al suelo sería, sin duda, una forma acertada de describir la reacción de Adiele ante la noticia de la próxima boda que agitaba las tranquilas aguas del pueblo: La unión de Evangeline Brown y Nathan Telesco.

Por supuesto, el impacto se sintió en todos los rincones de la comunidad, pero ninguno quedó tan marcado como el alma atormentada de Adiele.

La joven no solo experimentó una hiperventilación digna de un drama shakesperiano, sino que desencadenó un torbellino destructor que parecía haber cobrado vida en su habitación. Rasgó lo inrasgable, destrozó con furia las decoraciones meticulosamente seleccionadas y redujo a añicos las vajillas que supuestamente proporcionaban un toque de sofisticación a las modestas cocinas integradas en cada habitación.

La ironía del momento no escapó a la observación aguda de los presentes: mientras Evangeline y Nathan se preparaban para unir sus vidas en un lazo eterno, la explosión emocional de Adiele amenazaba con desestabilizar la armonía frágil del pueblo.

Mientras algunos especulaban sobre los motivos detrás de la reacción de Adiele, otros simplemente se resignaban a aceptar que, en los asuntos del corazón, siempre habría alguien destinado a caer, ya sea de asombro, de alegría o, como en el caso de Adiele, de pura y desgarradora desesperación.


Ante el tumulto emocional de Adiele, su amiga Amaya intentó en vano calmarla. Sin embargo, al ver lo profundamente alterada que estaba, Amaya optó por retirarse de la habitación, cerrando la puerta con extrema delicadeza, como si temiera que incluso el más mínimo ruido pudiera desencadenar una explosión aún mayor.

Su retirada fue tan sigilosa que parecía desvanecerse en el aire, como el humo que se desvanece en la distancia.

Evangeline Brown había alcanzado en tan solo dos meses lo que Adiele Ferrari había intentado durante diecinueve años: casarse con un Telesco.

Algo le inquietaba profundamente a Adiele. Apenas unos días después de la muerte de Dan Telesco, Evangeline había elegido a Nathan como su futuro esposo. La conexión entre ambos eventos parecía demasiado oportuna para ser mera coincidencia. Mientras las redes sociales estallaban con la noticia del compromiso, Adiele se encontraba sentada en el suelo de su habitación, tratando de ordenar sus pensamientos en medio del torbellino de rumores y conjeturas que inundaban el ciberespacio.

La ironía de la situación no pasaba desapercibida para Adiele. El evento que monopolizaba la atención mediática no era la muerte tan repentina de Dan Telesco, sino más bien el rápido compromiso de su "viuda amiga" con el hermano del difunto.

Era como si el duelo se hubiera convertido en una pasarela para el romance.

EVANGELINE BROWN.

Me coloco mis mejores aretes mientras me observo en el espejo de mi tocador. Son pendientes perlados que brillan por sí solos, añadiendo un toque de elegancia a mi atuendo. En este momento, me siento como si estuviera preparándome para una batalla, pero una batalla de la que estoy segura de salir victoriosa.

Recuerdo el temor que solía sentir, la sensación de que en cualquier momento todas las chicas del pueblo podrían atacarme con puñetazos y patadas. Pero ese miedo ya es cosa del pasado, ahora estoy segura de las decisiones que he tomado.

Hace apenas dos horas regresé de la mansión de los Telesco. Me sorprendió gratamente que Sara Telesco aceptara mi propuesta de ser la esposa del único hijo que le queda.


Tocan la puerta, y aunque no necesito abrir para saber quién es, me tomo mi tiempo antes de responder al llamado. Cuando finalmente abro, me encuentro con Nathan entrando a mi habitación, claramente sobresaltado y malhumorado.

En las sabanas de un TelescoWhere stories live. Discover now