Capítulo 23

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CAPÍTULO 23

Dos días después, Evangeline y su video siendo manoseada mientras estaba drogada está en los celulares y la boca de todo el palacio.

Adiele lo utilizó como estrategia para que dejen de verla angelical, pero se le fue de las manos cuando supo que Evangeline no salió por dos días entero de la habitación de Dan.

El chico Telesco no hablaba con nadie tampoco, ni siquiera saludaba. Salía para pedir un menú específico para Evangeline y volvía a meterse en la habitación.

Los dos se habian aislado por completo mientras detrás de la puerta del chico Telesco estaba Evangeline, escondida y protegida por él.

Varios postulantes habían perdido interés en Evangeline, la cual para ellos ahora estaba tachada de "fácil", pero nadie sabia la verdad más difícil y cruel que todas las chicas había planeado para quitársela del camino.

Nadie se había imaginado nunca que Evangeline había sido drogada y expuesta ante todos mientras un cretino la tocaba sin su consentimiento.

Nadie sospecho tal cosa. Era más sencillo creer que Evangeline no era tan "santa" como habían creído.

Era tan plano e incuestionable el pensamiento en aquel pueblo que era sencillo creer que el valor de una persona estaba en su exposición sexual como mujer.

Contradictorio, triste y aberrante, así era la vida en The Moon...como si vivieran en una burbuja y no quisieran salir de allí.

Porque ¿quién quiere escapar de la comodidad?

***

Dan afilaba un cuchillo en el baño aprovechando que Evangeline se había tomado un sedante y quedado dormida profundamente.

Lo afilaba con la mente en blanco, sabia que si pensaba demasiado no lo haría.

Había hablado con sus padres mientras ella estaba distraída leyendo un libro para despejar su mente. Les había contado a sus padres lo que había ocurrido en el palacio y los tres idearon un plan perfecto que si tenia cabos sueltos, el dinero lo taparía sin problema. Después de todo, este debía servir de algo.

Tapaba lo bueno como lo malo...

Afilado el cuchillo, lo guardó y se miró al espejo. Estaba decidido, lo haría aquella noche. Lo valía, por supuesto que sí. Sólo por ella y porque sus padres se lo pidieron.

—...La drogaron, señora Brown—le dijo Dan cuando consiguió el número de la mamá de Evangeline—. Esto no puede quedar impune. Nadie sabe de esto porque ella aún sigue en shock y no lo ha pensado del todo.

La madre se queda en silencio por un momento y Dan cree que le ha colgado hasta que escucha un sollozo del otro lado. Se ha quebrado luego de contarle lo que le hicieron a su hija.

Se le produce un nudo en la garganta.

—Hazlo, Dan. Tienes mi permiso y el de su padre. Si no te animas a hacerlo, nosotros mismos nos ocuparemos—le dice la madre, con nudo en la garganta.

—¿Está segura?

—Sí, creo que eres el indicado para hacerlo después de todo, nadie cuestiona a un Telesco o eso es lo que se rumorea.

Dan sonrió por dentro.

No iba a ser la primera vez que mancharía el nombre de la familia y...

—Adiele—Amaya le sacude el hombro a su amiga en medio de la fiesta en ropa interior y esta regresa a la realidad.

Menea la cabeza, aturdida.

Ha fantaseado la venganza perfecta para humillar a Evangeline y por supuesto que estaba a punto de concretarlo, pero pensó en el después y eso le ocasionó escalofríos.

Si hacia que uno de sus amigos se aprovechara de Evangeline luego de drogarla y que la filmaran para humillarla, la familia Telesco y Brown (que eran consideradas las más poderosas del pueblo hasta el momento), tomarían represalias contra ella y su amigo.

No iba a hacer algo tan estúpido. Arriesgarse por ella de esa manera era estúpido, muy muy estúpido.

Vio a Evangeline desde la distancia bailar con Dan, riéndose, pasándola bien y supo que debía ir por otro sitio si quería humillar a Evangeline pero sin que haya un puto muerto.

Adiele era demasiado joven para morir.

No quería reencarnar fuera de un pueblo como The Moon.

Allí se vivía sólo en una vida.

EVANGELINE BROWN.

Me siento en el sofá, agotada. Darya ha ido por un par de bebidas. Dan coloca un brazo por encima del respaldo del sofa y parece que estamos abrazados pero solo estamos agotados.

Todos siguen bailando en ropa interior y honestamente envidio la seguridad que tienen con su cuerpo. Bajo la mirada hacia mi panza que sobresale al sentarme.

—Adiele me ha dicho vaca—le cuento a Dan con un nudo en la garganta—. Nunca me había cuestionado mi físico hasta que puse un pie en este pueblo ¿por qué todos están pendiente de eso?

—Fácil: nadie quiere casarse con una chica que pese más de cincuenta kilos—me dice con cierta indignación—. Es enfermizo. Muchos chicos mueren de anorexia por año. El caso más enfermo fue la muerte de un niño de ocho años.

Madre mia.

—¿Y no hacen nada para evitarlo? —le pregunto, horrorizada.

—¿Qué puedes hacer en un pueblo en donde lo normalizan y no lo cuestionan? La mayoría no dice nada por miedo.

—Pero tienen dinero, pueden hacer algo con ese medio tan importante.

—En este caso no sirve de nada el poder aquí.

Debería hacer algo...

—Sabes, Evangeline—me dice, mirándome a los ojos—. No he probado una hamburguesa en mi vida. Sé que existen, sé lo que son, pero en The Moon no hay ¿a qué saben?

Me rio. Me rio muy fuerte.

Cuando me calmo, Dan no tiene una pizca de gracia en su cara, por lo que trago saliva.

—¿Estás hablando en serio?

Asiente con la cabeza, serio.

—¿Nunca probaste una hamburguesa? —insisto.

—No, Evangeline. Nunca he probado una hamburguesa—dice en seco como si se sintiera humillado.

Me levanto del sofá y le ofrezco mi mano. Me observa, ceñudo.

—Vamos.

—¿Eh? ¿A dónde? —me dice, riéndose.

—Te prepararé una hamburguesa.

En las sabanas de un TelescoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora