Rafaella.
Bajo las escaleras de la mansión queriendo meter algún alimento a mi estómago, el hambre me mata y tortura a la vez. No desayune por estar trabajando y he tratado de aguantar todo lo que he podido pero ya no resisto más.
Intento atravesar la sala para llegar a la cocina pero un león se me atraviesa, lanzándose sobre mí.
-¿Qué pasa cachorro?-acaricio su melena.-¿Tienes hambre?-le pregunto aunque no pueda hablar.
Estos leones me llevaran a la quiebra, comen como descosidos.
-¡Elena!-llamo a la señora que nos ayuda en casa.
-¡¿Señora?!-grita desde la cocina.
Como me choca que me llame así. Lo dejo pasar como lo hago siempre.
-Argos, ¿Ha comido?
-¡Si señora!
-¡Y Perseo?
-¡También!, Erebo es el único que no ha venido a comer.
-¡Entiendo!
Sigo acariciando al león.
-Vamos fuera.-le digo para que se mueva, lo bueno es que es muy obediente y siempre hace lo que le digo.
Lo tomo del collar que tiene en el cuello. La inscripción me atraviesa siempre que la leo.
«Argos Kuznetsov Riccardi»
-¡Mama!-grita mi hijo.-¡Mi hermana ha metido a Perseo a la piscina!
-¡Joder!-me apresuro hacia el jardín.
Cada día con ellos es como una maldita travesía.
-Ahí viene mi madre.-le advierte el.
Esta niña está loca. Tiene a los dos leones metidos en el agua.
-¡Bianca!-la reprendo y ella me mira con ojos de perro aplastado.
Manipuladora.
-Mamita, ellos querían bañarse.-intenta justificarse.
Oh, claro, los leones querían bañarse.
-¡Erebo, fuera de la piscina!.-le hablo con autoridad para que me obedezca.-¡Perseo, sal ahora mismo de ahí!.-los leones salen con la cabeza gacha.
-¡Pero porque los riñes!-se molesta saliendo también.-¡Ellos no tienen la culpa!
-¡Ah, no. La culpa la tienes tú!-la señalo y abre la boca impactada.
-¡Damiano tiene la culpa por chismoso!
Su hermano la mira ofendido.
-¿Escuchaste, hijo? Te llamo chismoso.-lo provoco.
Algo que tiene mi hijo es que no se deja ofender por nadie, ni siquiera por su compañera de vida.
-¡Cállate, cabeza de brócoli!-le responde a su hermana.
Me llevo la mano a la boca para contener la risa.
-¡¿Escuchaste, mamá?! ¡Esa sí que es una ofensa!-como que no los estoy soportando.
Buen par de terremotos.
Tomo una de las toallas que están a un lado de la piscina y me agacho a secar a los leones. Si se enferman no sé qué hare porque estos niños no soportarían vivir sin ellos ni un segundo.
-Si tu dueño te viera seguro te celebraría tu hazaña.-le digo a Erebo que en respuesta me lame la cara.
Cuando termino con el me voy con el otro. Su hijo.
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DINASTÍA
Teen Fiction«SEGUNDO LIBRO DE LA SAGA TORMENTA Y OSCURIDAD» Máximo Kuznetsov el rey de la mafia Rusa y Rafaella Riccardi la reina de la mafia Italiana unieron sus vidas para siempre creando una dinastía digna de su legado. Una historia llena de pasión, sangre y...