Capítulo 3

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Rafaella.

Desde temprano hemos amanecido metidos en la piscina, los niños corren y juegan entre ellos en el jardín mientras nosotros los observamos.

-Esos sujetos son muy parecidos a mí.-dice Máximo haciendo un gesto de aburrimiento.

Me levanto los lentes de sol para mirarlo directo a los ojos.

-Son tuyos.

Lo que dice es cierto, mis hijos se parecen mucho a él. Damiano parece que hubiese sido hecho a su imagen y semejanza, pero tiene mis ojos y Bianca tiene algunos rasgos suyos pero su parecido con el mío es alucinante, ella no tiene mis ojos, pero si los de su padre, sus iris son negros con pintitas grises que los hacen parecer sobre naturales.

-Y tuyos.-me atrae a su boca.

Enmarco su rostro para regresarle el beso con todas las ganas que me avasallan.

-¡A la piscina, soldados!-grita mi hijo haciendo que nos separemos.

No pongo resistencia, me levanto para meterme a la piscina pero unos brazos me toman por la espalda envolviendo toda mi figura y corre saltando conmigo al agua.

Pataleo desesperada para salir a tomar aire y no morir ahogada, mientras mis hijos se van hasta el piso riendo.

-¡Acaso eres imbécil!-grito pegándole en el brazo.

El tatuaje que tenía en el brazo ha sido modificado, ahora hay un león, una leona y dos leones pequeños que hacen referencia a nuestros hijos.

Somos una familia de cuatro.

Ha agregado otro tatuaje en su espalda justo en su espina dorsal que está ubicado de forma vertical y dice "Aeternum"

El ganado ha sido marcado con nuestra palabra.

-Soy tu imbécil.-trata de tomarme pero lo alejo.

-Ya no te soporto...

-¿Ah sí?-me hunde en el agua y se apodera de mis labios, me sujeto de sus hombros para apresarlo.

Su lado posesivo me vuelve loca y el desespero constante de demostrar que soy solo suya me prende como una maldita fogata.

Espabilo cuando dos pequeños terremotos caen a la piscina.

Máximo se gira y me cuelgo de su espalda, mis hijos hacen lo mismo, prendiéndose como sea de su padre que nos pasea dando vueltas en la piscina.

-¡Eso papá, eres más fuerte que cualquiera!-la hija le alimenta el ego.

-Soy el mejor.-levanta el mentón con orgullo.

-Y el más poderoso.-Damiano lo engrandece.

Manipula a sus hijos para que lo alaben.

-Soy el soberano más grande.-los hijos se ríen aplaudiéndolo como monos.

-Ególatra de mierda...-susurro cerca de su oído y lo escucho reír a carcajadas.

Nosotros somos los únicos que tenemos permitido decir malas palabras.

-¡Vamos, papá!-mi hija pasa su pequeño brazo sobre mis hombros y me jala por el cabello para que pegue mi cabeza con la suya.

-¡Vamos, mi amor, tu puedes!-también le hecho porras.

Nos gusta que su padre nos cargue y nos pasee por la piscina y la casa.

No tengo ni idea de cómo puede cargarnos a los tres a la vez pero a simple vista parece que le resulta súper fácil, él todo lo hace parecer insignificante. También se lo permite su excelente condición física.

DINASTÍADonde viven las historias. Descúbrelo ahora