Capítulo 51

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Máximo.

Hoy es mi cumpleaños.

Antes no me importaba mucho celebrar el día en que nací, pero mis abuelos siempre se empeñaban en raptarme días antes de esta fecha y secuestrarme de mi casa y llevarme a la suya donde debía prepararme mentalmente para una fiesta de cumpleaños entre nosotros y Renzo.

Nunca creí que pudiera sentir esto como algo especial, pero otra vez me equivoqué. Rafaella cada año suele esperar las 12:00 AM para hacerme apagar la vela de un postre que siempre tiene listo para mí. Es su ritual en mi cumpleaños. Esta vez no ha sido la excepción.

-Feliz cumpleaños, mi amor.-acaricia mi rostro.-Te deseo muchos años de vida junto a mí. Te amo para siempre, Máximo. Tú eres el amor de mi vida.

A diferencia suya, mi ritual es amanecer comiéndole el coño, devorarlo y llevarme a la boca todos sus orgasmos. El sabor de mi mujer es dulce y delicioso. El olor a vainilla que desprende su delicada piel, se ha convertido en uno de mis favoritos. Es exquisito.

Este es un regalo entregado de mí mismo, para mí mismo.

Yo lo busco.

Yo lo preparo.

Yo lo tomo.

Yo lo disfruto.

Otra de las sensaciones que me remueve el pecho en la mañana es que mis hijos entren a nuestra habitación corriendo para repartirme abrazos y besos sin cesar.

Me cantan feliz cumpleaños y me entregan cartas que podré leer hasta la noche, justo antes de irme a dormir, según lo indican.

Desayunamos juntos y antes de que me envíen a encerrarme en mi habitación busco a Gregori que viene a mi encuentro cuando me ve, abrazándome con efusividad. No dudo en corresponder.

-Feliz cumpleaños, Máximo.-me mira orgulloso.

-Muchas gracias, Gregori.-me entrega una bolsa de regalo.

-Tengo que regresar a mis funciones.

-Te espero esta noche. No me falles.

Mueve su cabeza, sonriendo.

Entro a mi casa y estos locos me envían a mi habitación para que puedan preparar la fiesta sorpresa que tienen planeada.

Rafaella dice que tendremos algunos invitados.

En realidad vendrán todos, la conozco y la he visto hacer llamadas como loca, invitándolos.

Me ha dicho que en primera instancia había invitado solo a Pierre que es algo que me fastidio pero lo deje pasar, supongo que si ya entro a mi casa una vez puede hacerlo cuando quiera. Al desgraciado lo encontré dormido en uno de mis sillones mientras nuestros hijos jugaban.

Parecía que está muy cómodo en casa ajena.

Juro que lo iba a echar a patadas pero mis hijos se veían muy felices divirtiéndose con su hijo así que me tuve que abstener.

Me encerré a trabajar y asumo que cuando e despertó fue a reclamarme porque no había invitado a Fabio a la cena de noche buena que iba a realizar. Estábamos discutiendo cuando mi hija entro reprendiéndonos por pelear y bueno, Damiano observaba desde la puerta, él siempre está de mi parte, así que si no lo mataba yo, lo mataba mi hijo con esos faroles grises que se carga.

La abejita era todo lo contrario, gritaba que los hermanos no pelean y nos hizo abrazarnos.

Esa niña está muy loca, pero más desquiciado estoy yo que lo hice caso sin dudarlo, estaba tan furiosa que me daba temor reprocharle algo y que le dé un infarto a esa mocosa.

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