Capítulo 9

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Rafaella.

La fundación hoy cumple un año más, el evento de celebración transcurre con normalidad, los invitados van de un lado a otro queriendo entablar nuevas amistades y saludando a otras que ya conocen.

Nunca lo he visto como una obra de caridad, por el contrario, lo veo como un acto de amor a los más necesitados. Son niños que no han contado con la oportunidad de tener un hogar, pero que en la medida, la fundación trata de brindarles un lugar acogedor.

-¿En qué piensas?-regreso a mirar al sujeto que tengo al lado, llamando su atención con mi pregunta.

-La moderadora del evento sigue parloteando. Ya dile que se calle.

Esto es meramente un hecho formal porque no me gusta divulgar a los cuatro vientos la ayuda que doy.

-Odio los discursos.

-Di "Gracias por venir" y nos vamos.

Este tipo es increíble.

La cara de aburrimiento no se la quita nadie.

-Invitamos a la dueña y fundadora de la fundación "Inspira", recibámosla con aplausos por favor.

-No te pediré que me desees suerte porque no la necesito.-lo beso antes de empezar a caminar con dirección al estrado.

Me robo todas las miradas de los presentes con el increíble vestido de seda negro que envuelve toda mi figura, el corte abierto en la pierna le otorga el toque de sensualidad a mi atuendo.

Me posiciono tomando el micro.

-Buenas noches con todos los presentes. Quería empezar agradeciéndole a cada uno de ustedes por estar aquí esta noche. Cree la fundación Riccardi hace muchos años con el objetivo de ayudar a los niños con distintas carencias en el país y el día al día de hoy creo que hemos cumplido con el objetivo propuesto, brindándoles a cada uno de ellos un lugar confortable en el cual pertenecer, un lugar donde se cuida tanto si integridad física, mental y recreativa.-me dirijo a todos los presentes.-Pero el mérito no es solo mío, sino de todo el equipo que está detrás, que día a día trabaja en el cuidado de los niños, en su alimentación, en su salud, en su educación y en las innumerables labores que se realizan dentro. Un aplauso a todos ellos, por favor.

Concluyo aplaudiendo también.

Dirijo la mirada a mi mesa pero no veo a Máximo.

Busco al pelinegro con la mirada por todo el lugar, hasta que lo veo recostado sobre la barra tomando whisky como descocido.

No me pasa desapercibido como una mujer se le acerca acechándolo como si mi marido fuese un trozo de carne en exhibición.

Cada bello del cuerpo se me eriza y en lo único que pienso es en como arrancarle las extensiones a esa estúpida.

Máximo no le presta ningún tipo de atención pero el simple hecho de que alguien se le acerque me hace hervir la sangre. La mujer habla mientras él la ignora, mirando hacia otro lado.

El sonido de los aplausos cesa y me apresuro a despedirme bajando del estrado.

El sonido de mis tacones resuena con cada paso que doy.

-¿Qué quieres?-pregunto de mala forma, atravesándomele en medio.

-¿Perdona?-su cara de incredulidad es increíble.

-¿Qué quieres?-repito en tono amenazante.

-Estoy tratando de concretar algunos negocios con el señor Kuznetsov. Deseo aportar a la fundación.

DINASTÍAWhere stories live. Discover now