Capítulo 25

20.3K 1K 87
                                    

Rafaella.

Bajo las escaleras cuando me avisan que tengo visita, me levanté temprano para enviar a mis hijos a la escuela pero se negaron y los dejé faltar solo por hoy, ya que no quiero estar sola en casa, después volví a encerrarme en la habitación.

Siento la mirada del Kuznetsov sobre mí, debe ser porque llevo puesta solo una camiseta. Estos imbéciles no me dieron tiempo ni de cambiarme cuando llegaron sin avisar.

Me acerco a saludar al hombre de papá.

-Buenos días, bella principessa.-susurra contra mi frente.

-Buenos días, bello Ro. ¿Papá no viene?

-Tu padre tiene un gobierno que dirigir.

-Últimamente ya no me necesita para nada.-susurro bajito.

-Por favor, Christian sabe que tiene por hija a una mente maestra que podría enderezarle la carrera política en un dos por tres y también sabe que EE. UU no representa una amenaza para ti.

-No son una amenaza para nosotros, bello Ro.

Me separo para saludar a los demás y después me enfoco en los planos tendidos por toda la mesa.

-El senador tiene dos carros de seguridad.

-Tenemos que encargarnos de que no tenga a nadie cuidándole la espalda.-menciona Renzo.

-¿Esta es la ruta que sigue a diario?-pregunto señalando las líneas rojas.

-Sí, tiene dos fijas pero cada día intercala entre una y la otra.

Asiento.

-¿Que ruta usarán el día del ataque?-interviene el Kuznetsov.

-Atacaremos el viernes de la otra semana. La ruta que usará será favorable para nosotros.

-¿Renzo, tu puedes jaquear la seguridad del auto y bajar las lunas cuando te lo ordene?

-Si estoy en un rango de 20 metros, claro que puedo hacerlo.

-Yo voy a estar en este semáforo.-clavo mi uña en el punto indicado.-Deben vigilarlo e indicarme en qué lado del carro se sienta para saber en qué ángulo dispare.

-¿Quién te acompañará?-me cuestiona Renzo cuando ve que no tengo previsto ese punto.

-Iré sola.

-No vas a ir sola. Te pueden hacer daño.-miro en dirección del hombre que habla y su descaro me saca que quicio.

-Pensé que eras tú quien intentaba acabarme.-su mirada se torna oscura.-No te preocupes, cariño, que al enemigo lo tengo viviendo en casa.

Su rostro se desfigura.

-¿Que has dicho?-se me acerca amenazante.

-¡Lo que escuchaste!-lo enfrentó.

-¡No me hablas así!

-¡Las cosas se harán como yo digo! No estorbes.

-Deja de hablar tanta mier...

Estoy a punto de soltarle una cachetada cuando golpean la mesa con fuerza haciéndome brincar.

-¡Basta los dos!.-grita mi hermano con cólera.-¡Esto es importante, si algo sale mal nos joderan a todos! ¡Ya no son unos puntos críos!

-¡No te metas, imbécil!-le responde le animal que tengo por esposo, ambos se miran como queriendo asesinarse.

-¡Cierra la puta boca, hijo de perra!

Ruedo los ojos tomando la palabra.

-Ro, ten previsto los puntos que he mencionado.-vuelvo a hacer que se enfoquen en lo importante.-Necesito que ese día todos tengan claras su posiciones, yo lo mataré cuando se detenga en el semáforo, para ello tiene que tener las lunas abajo. Ustedes se encargaran de matar a todos los hombres que se bajen de los vehículos de seguridad y del suyo propio.

DINASTÍAWhere stories live. Discover now