Capítulo 23

20.2K 1.1K 192
                                    

Máximo.

Me disgusto cuando veo que llama Gregori y no Rafaella.

-¿Qué quieres?-respondo.

-Tienes que regresar a tu casa, tu mujer no está bien.

-Habla claro.

-Desde que hemos regresado de viaje no ha salido de casa.

Frunzo el ceño cuando lo escucho.

-¿A dónde han ido? ¿No está yendo a trabajar?

-No, solo está encerrada en su habitación.

-¿Está enferma o que mierda tiene?

-Esta que te cagas...Además, se ha tomado tus whiskys más añejos y ha reventado contra la pared los que tanto guardabas.

Que hija de puta.

-¿Físicamente como esta?

-Vuelvo y repito: "Que te cagas".

Mierda.

-En media hora estoy aterrizando en Roma.

He tenido que levantar a los mocosos apenas ha amanecido y aunque al inicio han puesto resistencia por la práctica de mañana, han terminado por empacar sus cosas cuando les he dicho que su madre me necesita. Quería volar desde ayer, después de escucharla llorar, porque no me perdonaría que los haga abordar el jet a mitad de la madrugada.

Aterrizamos en Italia y lo primero que hago es dirigirme a la casa del hermano de Rafaella para que me los tenga por unas horas, hasta que regrese por ellos.

-¿Puedes tenérmelos por un rato?

-¿Sucede algo?-se alarma la Hoffman.

-Tengo un asunto que resolver con mi mujer.

-¿Ella está bien?-asiento tranquilizándola.-Avísame cuando vengas porque ya que están aquí me los llevaré a comer a los cuatro.

-Te enviaré a mi seguridad.

-También tenemos seguridad, Máximo.

-No está demás.-resopla dándose por vencida.

Conduzco hasta mi casa y la busco por cada rincón de la primera planta pero no está.

-Señor.-me saluda la empleada.

-¿Dónde está mi mujer?

-La señora está en su habitación. Ha estado tomando pastillas para dormir.

Antes de subir reparo en el bar, donde no hay ni una puta botella.

¿Acaso está loca?

Camino escalera arriba y todo se paraliza a mí alrededor cuando la veo tumbada en el piso.

-Preciosa...-me apresuro a tocarla.

Su tacto caliente me eriza la piel.

Doy golpes en su rostro tratando de que despierte.

-Rafaella.-no habla.-Busco algún indicio de que le haya pasado algo y doy con las dos botellas de whisky vacías.

Mierda.

La tomo en brazos y lanzó el teléfono a un lado antes de meterme en la tina con ella.

Le mojo el rostro tratando de que vuelva a la conciencia.

-Abre los ojos.-susurro casi inaudible.

Mis intentos por despertarla no cesan hasta que lo logro.

-Tu...-es lo primero que dice.

DINASTÍAWhere stories live. Discover now