Capítulo 49

20.5K 1K 338
                                    

Rafaella.

Ayer por la noche hemos regresado a Italia. Creo que ha sido uno de los viajes más difíciles de hacer para Máximo, el dejar a su abuelo no lo tiene del todo convencido, aun así no ha podido permanecer más tiempo en Rusia porque se agobia, a pesar de que no lo ha dicho sé que no soportaba estar un segundo más ahí.

Además, también tiene negocios aquí y yo también tengo trabajo que atender, necesito con urgencia hacerme cargo de mis empresas y de mi fundación, a eso tengo que sumarle que tengo reuniones que he retrasado pero que no puedo postergar por más tiempo. Según lo que me ha informado Verónica hay un político importante de los EE. UU que está queriendo comunicarse conmigo a como dé lugar.

No he atendido nada porque no se me ha pegado la gana.

Por la mañana mis hijos se han marchado a la escuela y no sé porque me ha costado tanto desprenderme de ellos, no quiero que sean unos ignorantes pero tampoco quiero que se separen de mí. Los necesito tanto.

Solo por eso aún no me he marchado a trabajar, porque tengo en el pecho una sensación extraña. Ver mi casa vacía, sin ruido y sin ellos corriendo por todo lado me entristece y tengo que respirar profundo porque las ganas de llorar son fuertes.

No quería dejarlos marchar, incluso no me he levantado de la cama y he fingido que estaba dormida, por lo que el pelinegro ha tenido que levantarse para enviarlos a la escuela, solo me levanté para impedirlo antes de que se subieran a la camioneta pero estaban tan emocionados de volver a reencontrarse con sus primitos, que no pude hacerlo. Se despidieron de nosotros y se fueron con una sonrisa enorme en la cara.

Voy a la cocina y me sirvo un vaso con agua tratando de disolver el nudo instaurado en mi garganta desde hace ya un rato.

Elena me mira apenada pero no dice nada al respecto, por lo que voy a la oficina de Máximo.

Abro la puerta y la cierro cuando estoy adentro.

Está sentado en su escritorio con el teléfono en altavoz mientras analiza algo en su iPad, una especie de contrato, cuando siente mi presencia regresa a mirarme y me sonríe.

-H&Q quiere contar con sus servicios para que realice una venta de acciones las cuales debe valorizar al triple, para obtener ganancias sustanciosa.

-El proyecto es bueno, pero diles que trabajo con ellos si mi ganancia neta es 3 millones de euros. Caso contrario, no hay trato.

-Podemos negociar la cifra.

No me muevo solo lo observo y mientras mira su iPad frunce el ceño y se cuadra de hombros.

-¿Pasa algo, preciosa?-regresa a mirarme.

-¿Estás ocupado?-pregunto en un susurro de voz.

«Estúpida, claro que está ocupado».

-No, estoy libre.-corta la llamada, se pone en pie para acercándose a mí.

-¿Te he hecho perder 3 millones?-pregunto cuando me abraza contra su pecho.

-Nada que no pueda recuperar.-besa mi cabeza.-¿Te pasa algo?

-No sé lo que me pasa.-admito y escucho una pequeña carcajada de su parte.

-Entonces tendremos que encontrar el motivo de tu tristeza, Malen'kiy.

Caminamos hasta el sillón y me sienta sobre sus piernas mientras me deja recostarme contra él.

-¿Porque los enviaste a la escuela? No quería que se fueran.

-Tienen que estudiar, preciosa. Ya han sido muchos días libres.

-¿Los has visto?-frunce el ceño sin entender.

DINASTÍAWhere stories live. Discover now