Capítulo Final

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Máximo.

Hoy he salido de mi casa, casi por la madrugada, después de enviar a mis hijos a la mansión de los Riccardi Ferre y he venido a mi pent-house. Tengo una cita con mi mujer y debo estar a la altura de la ocasión.

Con todo lo que sucedió antes, pasó desapercibido nuestro aniversario de bodas y estaba planeando algo en mi cabeza maquiavélica.

Tengo buena memoria y siempre he escuchado con atención lo que dice mi mujer, hasta el más mínimo detalle.

Hace meses en una charla que tuvimos mientras bailábamos una canción de Lana del rey menciono que le gustaría que le entregué los mensajes o recados con Gregori vestido de paloma.

Y en otra oportunidad comentó que le hubiese gustado acercarse antes, cuando me vio en la discoteca de Londres y le llamé la atención, en realidad creo que le guste a primera vista, pero cuando la choque con ella a propósito iba tan distraída que no me miró, solo me dijo: "¡Fíjate por donde caminas, idiota!

¿Cómo habría sido nuestra vida si esa noche nos hubiésemos fijado el uno en el otro?...

Ella de 17 y yo de 20 años.

Nunca lo sabremos porque no pasó, pero quiero que aunque sea pueda vivirlo durante un día.

He hecho una serie de locuras que desencadenará en una cita especial.

Primer paso: La invitación.

Antes de abandonar mi casa dejé a Gregori con el disfraz puesto y con el ramo de tulipanes que tiene una nota que dice:

Hola, preciosa.

Si nos hubiésemos conocido hace algunos años seguro te habría follado primero y un día después te estaría invitando a nuestra primera cita. El orden de los factores no altera el producto, o por lo menos eso sería en nuestro caso.

El Máximo Kuznetsov de 20 años le dice a la Rafaella de 17 que se pongas más preciosa de lo que es, porque pasaré por ti a las 10:00 AM.

Termino de abrocharme el pantalón de traje y me coloco la camisa blanca manga larga que había seleccionado.

Me guardó la billetera y el móvil en el bolsillo del pantalón. Bajo por las escaleras encaminándome al ascensor de carros para descender hasta el primer piso.

Tomo la pista principal con dirección a mi mansión.

A la distancia alcanzó a ver a Rafaella esperándome en la vereda de la entrada a la cochera.

Detengo el auto donde está ella y me bajo.

Está vestida con vestido corto color blanco, sandalias altas del mismo color, su cabello va recogido en una media cola que está atada con un lazo a juego con su ropa y una cartera de diseñador.

Es la mujer más hermosa que alguna vez vi. Rafaella Riccardi es un bombón sexy.

-¿Con que una cita en tiempo pasado?-pregunta cuando le abro la puerta del Bugatti.

-¿Por qué me esperaste en la calle?-cierro la puerta y rodeo al auto ubicándome detrás del volante.

-Si entrabas a mi casa, mi padre te hubiese matado. Es mejor así.

-¿Es celoso?

-No te imaginas.-admite lo loco que está su padre.

Giro el rostro para mirarla, sus ojos grises brillan y una hermosa sonrisa tira de la comisura de sus labios.

Mis ojos observan la piel de su antebrazo que ahora tiene un tatuaje. Es parecido al que me hice ayer.

-Bonito tatuaje.-le digo.

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