Capítulo 16

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Rafaella.

Me levanto un poco sobrepasada por el desgaste de ayer y la consecuencia de tomar tanto trago mezclado, empecé con el whisky pero creo que termine con tequila, no tengo ni la mínima idea, pero el martilleo que tengo en la cabeza me da un claro indicio.

Trato de ponerme en pie pero detengo la acción volviendo a caer sentada sobre las sabanas, el ardor en mi entrepierna me hace apretar los muslos.

Pendeja, eso te pasa por abrirle las piernas cada que puedes.

-Carajo...-susurro tomándome la cabeza.

El Kuznetsov sale del baño con una toalla envuelta en las caderas, mientras que con la otra se seca el cabello.

-¿Todo bien?-pregunta.

Cierro los ojos cuando mi coño vuelve a humedecerse debido al cuerpo despampanante que estoy observando.

Esto no puede ser posible, ni mucho menos humano. He perdido la cabeza.

-¡Nada bien!-trato de ocultar mis bajos instintos.

-Desde temprano amargada.-susurra para que no lo escuche.

-¡No estoy amargada!-lo miro mal.-Estoy dolorida.

Levanta las cejas, arrogante y luego sonríe con descaro.

-¿Del coño o de la cabeza?-abro la boca impresionada por la crudeza de sus palabras, este hombre es increíble.

-En la cabeza no he tenido un maldito taladro entrando y saliendo de mí toda la noche.

-Entonces es el coño.-lo escruto con la mirada y él sonríe de lado, un tanto perverso.-¿No quiere más?

La toalla que antes tenía envuelva en sus caderas ahora está en el piso y un grueso tronco me hace suspirar. Ruedo los ojos perdiendo esta batalla.

Puede ser que con esto se me quite el dolor de cabeza.

Me quito la camiseta que llevo puesta y me coloco a cuatro patas en la cama dejando mi vagina y mi culo expuestos.

Escucho una risa ronca brotar de su garganta cuando se acerca y palmea mis nalgas encendiéndome más.

Se posiciona en la entrada de mi coño jugueteando antes de adentrarse de lleno en mi pequeño canal, me aferro con uñas y dientes a la cama tratando de resistir, porque su potencia me destruirá en cuestión de segundos.

En esta posición lo puedo sentir como en ninguna otra, siento su gruesor, su longitud y cada una de las venas protuberantes que adornan su precioso falo.

Saca su polla empapada por mi humedad y la escurre en mi agujero trasero. Me tenso de pies a cabeza, porque aunque ya lo hemos hecho ante, el siempre prefiere mi coño, así que no tengo mucha practica por ahí.

-Máximo.-le advierto.

-Estoy mojado, no dolerá.

-Siempre duele.-trato de apartarme pero me mantiene fija por las caderas.

-Pero te gusta.-claro que me gusta, me gusta estar abierta por todos lados si se trata de él.

Estoy perdida.

Tomo aire queriendo agarrar valentía a como dé lugar.

Hace presión con el glande metiéndolo poco a poco.

-¡Oh, cariño!-suelto ahogadamente.

-Me gusta este culo, preciosa.-lo palmotea haciéndome gemir con más intensidad.-Me hace perder la razón.

DINASTÍADonde viven las historias. Descúbrelo ahora