03 • You again?

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— Una noche dura, supongo... — el timbre ronco y cargado de lujuria se acercaba lentamente. Una voz familiar, hasta entonces evitada. — ¿Te encuentras bien?

Camila miró con desagrado a la mujer que, incluso en un lugar como aquel, trataba de vestirse con elegancia y encanto. Los pantalones de lino negro hasta los tobillos encajaban a la perfección con el ajustado y escotado top strapless del mismo color, ya que resaltaban su piel blanca y sedosa y le daban cierta presencia, puesto que Lauren era una de las pocas, si no la única, mujer que llevaba pantalones con tacones en el lugar.

— Oye, no bebas así. —intentó acercarse, pero Camila levantó la mano, amenazando con abofetearla. Entonces, no vio otra alternativa que mantenerse a un metro y medio de distancia. — Te va a hacer mal si la tomas de una. — la latina se encogió de hombros, haciendo lo contrario de lo que se le había enseñado. — Está bien, lo entendí. — se metió las manos en el bolsillo del pantalón, quedando frente a ella. — No me has contestado si estás bien...

La latina agarró otro vaso que encontró en la mesa y se lo bebió hasta la última gota, sin importarle si había alcohol, drogas o incluso veneno en la bebida. Lo hacía mientras la observaban. Camila también aprovechó para apartarse el pelo, cruzó las piernas y dejó caer el vaso sobre la mesa, ya que también estaba mirando fijamente a la indeseable mujer de ojos verdes.

— ¿Te parezco bien? — pregunta con una sonrisa cínica en los labios. — Mírame y respóndeme, ¿no está claro cómo me estoy sintiendo esta noche?

— ¿Tiene que ver otra vez con tu esposo? — dio un paso adelante, en la que Camila puso mala cara, como si no aprobara el gesto. — ¿Puedo quedarme aquí para que hablemos al menos?. —  Cabello arrugó la nariz. — ¿Quieres tomar algo? — y la otra seguía mirándola fijamente, analizándola o tal vez quemándola viva con esa mirada de odio.

Insatisfecha por la falta de atención, la magnate decidió dirigirse a la barra para comprar algo de beber. Volvió sosteniendo, en total, una bandeja con treinta y dos pequeñas dosis de bebidas variadas.

— Como no me dijiste si querías algo de beber, compré todos los sabores porque no sabía cuál era tu favorito. — lo puso frente a Camila, que ahora mantenía las cejas arqueadas, asustada, según sus cálculos aquella bandeja completa no costaría menos de trescientos dólares. — Adelante, sírvete. — Lauren, por su parte, eligió el de mango. — No eres la única que está teniendo una noche difícil, Camila. —  a diferencia de ella, la empresaria decidió sentarse en el taburete, mientras Karla se colocaba literalmente en el borde de la mesa con las piernas cruzadas.

— ¿Qué probabilidades hay de que una mujer rica y guapa tenga una noche difícil? — agarró el chupito sabor maracuyá, mirando desafiante a Lauren Michelle, que también de un sorbo termino la bebida.

— ¿Crees que soy guapa? — Dejó el vaso sobre la mesa y se fue por el siguiente, esta vez el de limón. La latina copió el gesto de Lauren, agarrando la bebida color azul.

— No voy a hacerte un cumplido. — Dirigió su atención hacia la pista de baile.

— Vale... — esbozó discretamente una sonrisa de lado, dejando el ambiente entre ambas en completo silencio, mientras bebía su trago.

— ¿Tu problema tiene que ver con una relación de casi ocho años? — retomó el tema tras unos segundos.

— No. — terminó de tomarse la bebida alcohólica, dispuesta a ir por el siguiente: ahora de fresa.

— Son débiles. — dijo la latina refiriéndose a la dosis, yéndose por la tercera al igual que la bella mujer de esmeraldas verdes. — Hasta parecen refrescos. — Sin querer, a Karla Camila se le escapa una pequeña sonrisa, que rápidamente alegró a Lauren.

La Amante de mi Esposo (ℭ𝔞𝔪𝔯𝔢𝔫) - TraducciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora