14 • (L) All Night

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El trayecto hasta el restaurante Franchetti Italian, uno de los más prestigiosos del centro de Miami, podría haber sido flemático si una persona en especial no estuviera mojada, con un vibrador rosado entre las piernas, riéndose a carcajadas de las conversaciones banales en el coche, como si eso la ayudara a liberar la tensión con la que la había dejado la ojiverde.

Camila se retorcía, cruzando las piernas, para disimular su excitación al lado de Verónica Iglesias y Keana Marie. Pensaba que si con el aparato apagado ya se encontraba de esa manera, se mordería para no tener que experimentar la sensación, en público, el de tenerlo encendido en la menor frecuencia que sea.

Y para ello, tendría que colaborar y ser discreta. Pero sabía que, para conseguir lo que se había propuesto antes de salir de Jaguar's, no podía mantenerse bajo las reglas que Lauren había establecido.

— Buenas noches. — fue la latina quien saludó con la cabeza a Luis, el empresario y a los demás representantes que estaban en la mesa.

Hombres célebres, trajeados, que habían aceptado la invitación de la renombrada empresaria de 36 años, donde reservó el establecimiento para la cena que desembocaría en el contrato.

Sus ojos se encontraron rápidamente con las de la dueña de la agencia en cuanto estuvieron a una distancia considerable, donde Jauregui esbozó una discreta sonrisa sin enseñar los dientes, mientras la apreciaba en el vestido rojo. Abrió ligeramente los labios para sorber el líquido alcohólico que contenía la copa. Arqueó una ceja, sugerente, y Camila entendió su pregunta, afirmando que sí, que seguía usando el vibrador.

Impertinente, Lauren apretó el botón del pequeño mando a la primera potencia solo para sacar sus conclusiones, ya que era el tipo de persona que solo creía en lo que escuchaba, viéndolo. Siendo así, dos segundos bastaron para ver a la cubana estremecerse, cerrando los ojos, más que nada, pidiendo apoyo con una mano en el borde de la mesa. Camila se tambaleó vergonzosamente.

— ¿Te encuentras bien? — Keana la tocó en los hombros, sobresaltada.

— Estoy bien. — En ese mismo momento, sentada frente a su superior, actuaba sonriente, como si lo tuviera todo bajo control.

— Me muero de hambre. — Vero llegó para romper la tensión, tomando asiento junto a la latina. — ¡Quiero el plato más grande de raviolis que tengas! — puso el móvil sobre la mesa, aunque todos la miraban con indiferencia por su comportamiento. — ¿Aquí nadie habla inglés? — preguntó a Lauren, quien se tomó su tiempo para contestar, ya que parecía demasiado ocupada buscando una pelea no verbal con Camila, concretamente con sus ojos marrones para ser exactos.

— Los señores de allí solo se comunican en español. — susurró Jauregui, prestando por fin atención a la responsable de RRHH que se auto-invitó espontáneamente para la cena. — El camarero encargado de la mesa volverá en unos minutos. Es a él a quien deberías referirte, no a mí.

Mientras le tiraba de las orejas, Verónica apretó los labios al ver el accesorio. Ella nunca se rendiría. No cuando se tenía un...

— Vale, ¿pero qué es ese horrible pañuelo, Lauren? — Unos segundos más y caería en una intensa carcajada. Su pregunta había sido tan sonora y auténtica, que había despertado el interés de los demás participantes reunidos en torno a la mesa de la mujer. Keana, Ariana, Alexa, Lucy y Camila. Fue precisamente Camila quien continuó, balbuceando lo siguiente:

—Así es, Sra. Jauregui...— endureció la mandíbula, alzando una de sus cejas. Su tono era claramente más cínico y astuto que de costumbre. — Definitivamente, no combina con tu traje.

La Amante de mi Esposo (ℭ𝔞𝔪𝔯𝔢𝔫) - TraducciónWhere stories live. Discover now