La Amante de mi Esposo (ℭ𝔞𝔪𝔯𝔢𝔫) - Traducción

43 • Santa Maria, Cuba

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Tras las celebraciones posteriores a la sentencia judicial, las cosas por fin avanzaban para Lauren, Camila y todo su equipo.

En primer lugar, la latina consiguió terminar de pagar su piso y se estaba convirtiendo en una figura importante en las redes sociales.

Lauren, por su parte, estaba experimentando el privilegio de rechazar trabajo, ya que había tantas solicitudes para patrocinar su agencia que no había manera de que pudiera aceptarlas todas sin abrir antes su patente en el extranjero.

Para regocijo de todos, unos cuantos "ceros" se añadieron a la cuenta de Jauregui en el transcurso de los eventos que cubrió. Ahora era marzo, y todas las funcionarias de Jaguar's Agency tenían en mente lo que este mes representaba para Michelle: el mes en el que la promesa que le había hecho a su padre se haría realidad con el desfile final.

Con más ingresos, Lauren pudo arreglársela para traer a Cuba a sus 68 funcionarias. Desde la responsable de RRHH hasta la señora de la limpieza, Lauren trajo a todas estas mujeres y las alojó en los mejores hoteles cubanos para que todas pudieran celebrar un resultado que habían elaborado juntas.

— ¡Cuba! — Verónica sacó la cabeza por la ventana. — Me siento muy latina, solo de respirar este aire fresco por primera vez, ¡de verdad! — se sentó correctamente en el banco, a lo que Camila y Lauren rieron discretamente por el revuelo causado por la mujer. — ¡Quiero comerlo todo con los chiles de aquí! ¡De todo! Tacos, tacos, muchos tacoooooos y ¡esos sombreros grandotes! — volvió la cabeza hacia la acera peatonal. De lo contrario, si hubiera estado en el otro extremo, algún camión la habría decapitado allí mismo.

— ¿Ella cree que Cuba y México son el mismo país, o está de broma? — Camila le susurró al oído, solo para que Lauren pudiera escucharla. Para su sorpresa, Jauregui asintió. — Es en seri...

— ¡¡¡¡Traidoraaaaa!!!! Te sigo esperando. No seas tan abusadora... — De repente, Iglesias empezó a tararear en pleno pulmones una canción que sonaba en la radio, haciendo que Camila quisiera meter la cabeza bajo la rueda del coche después de que empezara a cantar, porque Vero no solo desafinaba, sino que además tenía una pronunciación pésima. — ¡La gente anda comentandoooooo! — Camila cerró los ojos para evitar lo que hubiera sido la mirada del conductor a las tres mujeres. — ¡¡¡Que de mí tú no te enamoras!!!

— Lauren, es en serio. Voy a saltar del coche si ella no se detiene. — Camila metió aún más la cara en el cuello de la empresaria cuando el conductor miró por el retrovisor. — ¿Por qué no convencimos a Dinah para que viniera con nosotras, eh?

— ¡TRAIDORAAAAA!

— Shhh, deja que la niña se divierta, baby. — Besó la parte superior de la frente de su modelo, que ahora tenía la cabeza apoyada en su hombro. — Ella no hará más que afirmar aún más el estereotipo de que los norteamericanos lo saben todo, menos geografía y español básico.

Karla sonrió y negó con la cabeza. Luego ambas mujeres volvieron a mirar la genuina alegría de Verónica. Iglesias llevaba una camiseta con el lema "I Love Cuba". Al mismo tiempo, sin embargo, llevaba una funda de móvil de Frida Kahlo, de la que dijo que era su artista cubana favorita.

Dinah se fue en el mismo taxi que Allysson. Después del viaje a Tokio y de la desafortunada escena que presenció a las siete de la mañana dentro del coche, la más alta juró que nunca más volvería a viajar con la pareja de tortolitos abstinentes. Y así lo hizo.

Todas las funcionarias se quedaron en La Habana, disfrutando del paradisíaco paisaje, con acceso a una de las playas más hermosas y limpias que verían jamás las norteamericanas en su vida. Sin embargo, Camila y Lauren tomaron un camino diferente. Como el gran desfile tendría lugar el domingo, y hoy era jueves, las dos mujeres decidieron que sería mejor pasar la tarde noche visitando a los padres de Karla tras las incesantes invitaciones de Sinuhe desde enero, dejando el sábado libre para entrenar y organizar las últimas piezas.