La Amante de mi Esposo (ℭ𝔞𝔪𝔯𝔢𝔫) - Traducción

09 • (F) Sweetest

— El capítulo es largo y enteramente dedicado al HOT. Para aquellos lectores que no se sientan tan cómodos leyendo esta parte de la historia, les sugiero que esperen el siguiente capítulo que es más tranquilo ❤️

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Camila Cabello P.O.V.

— Espera, espera, espera... — aparté la deliciosa boca de Lauren de mi cuello, chocando con la puerta, la mesita y casi derribando el caro jarrón que mamá me había regalado en mi boda. — Espera, Laur... — sujetando el rostro de la mujer, la miré con seriedad. — ¿Shawn, cariño? ¿Estás ahí? — Jauregui esbozó una sonrisa sin enseñar los dientes, apretándome las caderas por encima de los pantalones, mientras también intentaba quitarme la chaqueta gris. — Lauren... — Inevitablemente pongo los ojos en blanco al sentir cómo me agarra de uno de mis muslos, apretándome contra la puerta principal mientras vuelve a repartir besos húmedos por mi cuello. — ¡Lauren! — mis dedos se deslizaron entre sus mechones castaños, tirando de ellos.

— ¿Hm? — Con mi piel entre sus dientes, la maldita se aseguró de sonreír de lado. — Estando aquí o no, baby... Vamos a continuar. — Me giró hacia la puerta de madera, donde jadeé y cerré los ojos con aquel delicioso apretón. Mis pechos se aplastaron y mis caderas frotaban contra su cintura, mientras me sujetaba del pelo. Los pechos de la mujer contra mi espalda, provocándome una sensación de dominio. — ¿Dónde está tu habitación, eh?

— En el pasillo a la dere... ¡oh! — Levanté un poco más el culo hacia ella, tras recibir una nalgada.

— Estás tan buena... — Apretaba y apretaba con muchas ganas. Mi cuerpo parecía caber en aquellas manos hambrientas como nunca había visto, ni imaginado en mi vida. Para colmo, respondía muy bien a cada caricia de Lauren. — Llévame a tu habitación, ¿qué me dices? — Asentí con la cabeza, permitiéndome también intentar estabilizar las piernas y los pies en el suelo.

El primer intento había sido más que vergonzoso y el segundo solo me salió, porque Lauren había vuelto a tomar el control de mis caderas, desde atrás, guiándome hacia la habitación como si estuviera en su casa.

Me sentía completamente dopada, sin suelo, ligera. Y no, no era el efecto del champán.

— Mírame, Karla Camila... — pero sí, la voz ronca y la mujer que me agarraba por detrás en ese preciso momento. — Cierra la puerta. — al intentar hacer algo tan simple como girar una llave, otra vez me sentí completamente tomado por aquella cintura y aquellas manos. Con cada chupetón que me dejaba en el cuello, más palpitaba mi centro por ella.

La deliciosa presión de sus labios carnosos chupándome la piel, sus manos quitándome la chaqueta y tirándola en algún rincón de la sala poco iluminada, su perfume apoderándose del lugar, y otras cosas que me hacían gemir, excitada, tan pronto a mi jefa.

— Cielos... — Me retuerzo entre sus brazos después de que me diera otra de esas nalgadas. — Lauren... — Me muerdo el labio inferior, ya que también mi cuerpo estaba siendo girado hacia adelante. Estaba repitiendo su posición anterior de la cocina.

Lauren hundió una de sus manos en mi nuca, justo por encima de la región que antes había maltratado; mientras que la otra tiraba de mi pierna hacia su cintura, encajándolo allí. Sonreí al verla mirarme, mientras su cuerpo volvía a presionarme contra la puerta. Lo hacía tan desesperadamente que dejaba claro lo excitada que seguía estando. Miro su boca, su cuello, para luego analizar sus ojos verdes.

Esos ojos que antes habían estado claros, brillantes, ahora habían perdido por completo su tonalidad natural, dejándome insegura de que si también estaba dejando explícito en mis rasgos lo que estaba sintiendo.