Cap 8- Un encuentro, ¿casual?.

106 17 29
                                    

El mercado de Selkovo al ser sábado bullia en actividad, los compradores se arremolinaban ante los puestos de verduras, semillas y demás productos aunque uno de los mas concurridos era el de la familia Feltsman, precisamente ahí un omega rubio vestido con un blanco traje de seda se esforzaba en atender a sus numerosos clientes ayudado por su amigo Alek y su hermana Mila.

--Apenas son las once y ya casi terminamos.-- dijo con satisfacción la pelirroja.

--Me alegro de eso porque ya quiero regresar a casa, en realidad Viktor es quien realmente disfruta hacer este trabajo.-- contestó el rubio.

--Viktor pronto mejorará asi que no tardará en regresar.-- contestó Alek.

En ese momento Otabek Altin llegó con su usual sonrisa en los labios.-- Buenos días mis trabajadores amigos.-- saludó.

--Buenos días.-- respondieron a coro.

--Veo que ya casi han terminado con sus productos.--

--Apenas con un par de clientes mas y terminamos, a no ser que usted quiera llevarse todo lo que tenemos aquí.-- dijo Alek riendo.

--¡Alek!.-- le llamó la atención Mila.

--Con gusto me lo llevaré.-- contestó el kazajo sacando su cartera.

--¡Por favor no le haga caso, ya nos ha comprado demasiado durante la semana!.-- dijo la pelirroja.

--Señorita Feltsman, sus productos son tan buenos que no me molesta tener una bodega llena en casa.--

--¿Donde está el joven Viktor?.-- los interrumpió Yuuri ansioso de descubrir la causa de su ausencia.

--Enfermó de gripe y su madre lo tiene en cuarentena.-- contestó Alek.

--Es una pena, ¿le podría mandar saludos y mis mejores deseos para su rápido alivio con alguno de ustedes?.--

Yura y Mila no respondieron, únicamente Alek lo hizo.-- Yo se los daré con mucho gusto.--

--Gracias.-- contestó el nipón un poco avergonzado.

Otabek se acercó al rubio aprovechando la distracción de los demás.--¿Me acompaña a dar un paseo ahora que ya casi termina su trabajo?.-- le preguntó en voz baja.

Yura vio a su hermana y a su amigo y aunque todavía les restaba algo de trabajo decidió que por esa ocasión se escaparía de el.-- De acuerdo vayamos.-- contestó quitándose su delantal.

La tienda de té de Madame Elliot estaba en la esquina pero extrañamente pasaron de largo por ella, en vez de eso caminaron hacia las orillas del pueblo hasta llegar a la orilla del rio donde se destacaba entre el verdor del campo un viejo molino abandonado, ahí se sentaron sobre un tronco caído.

--Siento mucho que su hermano se encuentre indispuesto.-- dijo el kazajo con algo de nerviosismo.

--Gracias pero no es algo a lo que deba dársele tanta importancia, un resfriado pasa bastante rápido. Lo que me molesta es que he tenido que renunciar a mi cama ya que mi madre me envió a dormir a la sala.-- se quejó el rubio.

--Bueno...es entendible que no quiera que todos en la casa se contagien y ya que ambos comparten recámara es mejor tener algunas precauciones. En mi caso cuando he enfermado mi hermana no me deja salir en una semana completa.--

--Eso debe ser terrible.--

--Lo es.-- afirmó el kazajo riendo.

Ambos se sentían un poco nerviosos ya que era la primera vez que estaban a solas en un sitio tan apartado.-- ¿Puedo hacerle una pregunta?.-- dijo el ruso.

Mi dulce omegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora