Cap 24 - Lazos de hermanos.

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Una gruesa capa de niebla cubría a Selkovo cuando una ruidosa locomotora anunció su arribo a la pequeña estación donde de inmediato los pasajeros bajaron alegres de al fin llegar a su destino, no asi un omega que con paso lento salió del vagón llevando a cuestas un viejo baúl, Viktor Nikiforov había regresado de Moscú ansioso por estar al lado de su familia donde sabía podía encontrar consuelo a su terrible dolor.

--¡Viktor!-- lo llamó un viejo empleado de la estación que conocía muy bien a la familia Feltsman.

--¡Señor Volkov!.-- respondió con alegría al ver a alguien conocido.

--¿Pero has regresado muy pronto de la ciudad?.-- dijo el anciano.

--Sólo quería ver a mi amigo Alek así que ya realizado esto no tenía motivo para seguir allá.-- contestó tratando de sonreír.

--¿Y cómo está él?, por aquí todos dicen que vive en una casa estupenda que más parece un palacio.--

Viktor sonrió al pensar en lo exagerada que era la gente del pueblo al hablar de casas lujosas pues si bien Alek vivía en una bastante confortable esta distaba de ser un palacio.-- Tiene una linda casa es verdad, pero en Moscú abundan las mansiones y palacios que sólo los nobles y millonarios poseen.--

--Entiendo.-- contestó el anciano un poco desilusionado.-- Tu madre se pondrá feliz de verte, así al fin tendrá a sus dos hijos de regreso.-- añadió.

--¿¡Acaso mi hermano ha vuelto!?.--

--¿Pero no lo sabes?, el joven Yura llegó ayer en la tarde.--

El corazón de Viktor saltó de felicidad al descubrir que Yura ya estaba en Selkovo.-- ¡Entonces hasta pronto señor Volkov!.-- se despidió impaciente por llegar a su hogar.

--¡Espera!, si gustas dejar aquí tu baúl y te lo llevo más tarde, traje mi carromato y además voy a ir a tu granja ya que acordé con Yakov la compra de un par de bultos de cebada.--

--Se lo agradecería muchísimo.--Viktor ya más aligerado de equipaje emprendió el camino a su hogar, cruzar por los verdes campos difusos por la espesa niebla le parecía casi mágico, además en su recorrido a cada paso se encontraba con gente conocida que lo saludaban con sinceridad.--¡Que diferente es la gente de este pueblo comparada con la alta sociedad de Moscú donde abunda la hipocresía!.-- pensó el omega.

Apuró más el paso cuando no muy lejos de ahí vio entre los altos árboles de roble el inconfundible molino de la granja, ese era su hogar, su lugar seguro y su refugio en momentos de necesidad. Apenas le faltaban unos metros para llegar cuando un delicioso aroma a pan recién horneado acarició su nariz, junto con esto el ladrido de un can le indicó que había sido visto.

--¡Makkachin!.-- saludó al caniche que salió de la granja ansioso de ser acariciado por su amo que estaba feliz de ver a su mascota.

--¡Mamá! ¡Viktor está aquí!.-- gritó Anna que al oir el alboroto del caniche se asomó por la ventana llevándose la sorpresa de toparse con su hermano.

Viktor nuevamente apuró el paso aunque en ese momento la puerta de la casa se abrió saliendo de ella Lilia que con el rostro resplandeciente iba al encuentro del omega.-- ¡Viktor querido!.--

--¡Mamá!.-- el peliplata corrió hacia la mujer que comenzó a derramar lágrimas de felicidad.-- Mamá, te extrañé tanto.-- añadió abrazandola con desesperación como un niño que busca la protección maternal.

--¡Mi pequeño!.-- Lilia besaba ambas mejillas del omega.-- No sabes lo feliz que me hace tu llegada, creí que aún estarías dos semanas más en Moscú, ¿ha pasado algo malo?.-- preguntó con preocupación.

Mi dulce omegaWhere stories live. Discover now