Cap 13- El amor del alfa.

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Yuuri por fortuna se recuperó rápidamente y un par de días después estaba de regreso en su hacienda a la que el ejército de restauradores llevados desde Moscú le daban los últimos toques, justamente para celebrar el fin de los trabajos el nipón de forma inesperada decidió organizar el domingo en la tarde una barbacoa en su nuevo hogar al que se había mudado el día anterior. Si bien la família Feltsman fue invitada, Yakov y Lilia se negaron a ir al igual que Mila, sólo Lara, Anna, Viktor y por supuesto Yura aceptaron la inusitada invitación, Asi en punto de las cuatro de esa cálida tarde arribaron a la propiedad en la que ya se encontraban los escasos invitados entre ellos el alcalde de Selkovo y el prior del monasterio de San Abel. Viktor se llevó una gran sorpresa al entrar al lugar pues este se veía lleno de vida en contraste del abandono que observó la vez anterior, la piscina estaba rebosante de agua limpia, los jardines repletos de rosas llenaban de fragancia el ambiente en tanto que la casa brillaba como una delicada perla gris, en conclusión; era una hacienda hermosa.

--Bienvenidos.-- los saludó Otabek saliendo a su encuentro en cuanto llegaron.

--Gracias.-- respondieron a coro.

--Yuuri está en la biblioteca con uno de sus invitados, mientras tanto vayan por favor a la mesa, la comida será servida pronto.-- añadió el kazajo.

Los chicos Feltsman de inmediato ocuparon una mesa bajo un alto roble pues comerían al aire libre en el jardín trasero cerca de donde comenzaba el bosque, ahí Viktor observaba a sus alrededores con curiosidad, en realidad jamás pensó que algún día recibirían una invitación directa de Yuuri pero ahora que eso había pasado no podía dejar de estar pensativo, no obstante cuando un mozo puso frente a él una magnífica pieza de cordero sazonado con costosas especias importadas de oriente acompañado de puré de papas y una fresca ensalada complementado todo con una copa de un exquisito vino, decidió dejar de lado ese tema y concentrarse en los sabores tan sutiles de un platillo tan diferente a lo que él estaba acostumbrado en su hogar.

--La verdad no puedo creer que Katsuki nos haya invitado a su nueva casa.--dijo Lara que estaba igualmente sorprendida.

--No seas tonta, seguramente lo hizo para complacer a su amigo Beka que estaba ansioso por hacer venir a Yura.-- contestó Anna.

--Si fuese eso, nada mas me habrían invitado a mi.-- intervino el propio Yura.

--Dejen de discutir por eso y mejor disfrutemos de la comida que está deliciosa.-- insistió Lara.

--Veo que a todos ustedes los compran fácilmente con comida.-- dijo Anna.

--Si tan a disgusto estás puedes volver a casa.-- Viktor por primera vez habló desde que se sentaron a la mesa.

Todos los chicos callaron cuando una pequeña orquesta comenzó a ejecutar una maravillosa danza folclórica, Viktor también aprovechó para discretamente buscar con la vista al nipón al que divisó a unos metros sentado en la mesa principal acompañado del alcalde, el juez Egarov y por supuesto de los hermanos Altin. Yuuri que conversaba con sus invitados lucía tan serio como siempre aunque también se veía saludable lo que tranquilizó al omega.
Cuando la comida se terminó el centro del amplio patio se convirtió en una improvisada pista de baile. Viktor para no perder la costumbre bailó animadamente con Yura aunque no por mucho tiempo.

--Lo siento pero le robaré su pareja.-- dijo Otabek tocando el hombro de Viktor.

--No hay de que, usted es mejor pareja para él.-- contestó el peliplata con una enorme sonrisa.

Viktor se alejó a la orilla donde tomó asiento en una silla para desde ahí observar a los danzantes, la mayoría de los invitados eran personas mayores así que no había demasiados candidatos con quien bailar, aun asi el ambiente era alegre y cálido.

Mi dulce omegaWhere stories live. Discover now