Cap 36- Visos de deseo.

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La pequeña ciudad de Vernyy se encontraba en la cúspide de la alegría pues el festival de otoño llamaba a los habitantes de toda la región que acudían ansiosos por disfrutar de una semana de música, bebida y deliciosa comida que invitaba a la gula.

Viktor y Yuuri no fueron la excepción por lo que al siguiente domingo desde el regreso del alfa en punto de las ocho de la mañana llegaron a la concurrida estación de tren, ahí subieron a un coche de alquiler que los llevó a una de las mejores cafeterías de la ciudad pues el frio hacía que desearan beber algo caliente con urgencia. Después de eso tomaron otro coche que los dejó en plena plaza donde recorrieron los abarrotados puestos de comida, artesanías, dulces y todo lo que en un festival se podría desear.

--¿Quieres algo de aquí?-- Yuuri se detuvo frente a un puesto callejero donde suculentos pastelitos ofrecían una sinfonía de colores y sabores.

--Gracias Yuuri pero la verdad he comido demasiado.-- contestó el omega que dicho sea de paso lucia verdaderamente apuesto con su elegante abrigo de lana de color café claro obsequio de su acaudalado y aristócrata novio.

--Pero esto se ve delicioso.-- argumentó el nipón dejándose llevar por la gula.

Viktor se acercó al sitio donde una llamativa tarta decorada con frutos rojos terminó por tentarlo.-- Tienes razón, luce deliciosa.-- ambos intercambiaron sonrisas cómplices.

Poco después se encontraban sentados en una banca en la pequeña pero bien cuidada plaza, Viktor paladeaba con entusiasmo su golosina lo que hizo sonreír al alfa pues en momentos era como ver a un niño.-- No sabía que te gustaban tanto los dulces.-- dijo mientras sacaba su pañuelo para limpiar una graciosa mancha de mermelada en la nariz del omega que se sonrojó ligeramente pues no esperaba ese gesto de parte de su novio o al menos no que lo hiciera en público, no obstante el japonés estaba tan feliz que tal parecía que por instantes se olvidaba de todos a su alrededor.

--Mamá es la culpable de ello.-- contestó riendo.

--Eso supuse.-- afirmó el alfa riendo también.

--Madame Morozova la próxima semana tendrá una pequeña fiesta a la que me ha invitado, ¿quieres ir conmigo?-- preguntó Viktor al cabo de unos minutos.

Yuuri titubeo un poco antes de responder.-- Lo siento Viktor pero si la invitación te la hizo a ti es obvio que sólo tú debes ir.--

El ruso sabía que la objeción de su novio era justa pero no estaba dispuesto a darse por vencido tan fácilmente.--Si pero apuesto a que Madame te recibiría bien, ella es una anciana muy dulce.--

--Viktor por favor, sinceramente prefiero ir a donde me pueda sentir cómodo.-- fue entonces que Viktor comprendió que si bien su novio había cambiado bastante, todavía era obvio que sus ideas sobre las diferencias de clase estaban presentes, prueba de ello era la cortés pero clara distancia que ponía entre él y el resto de pobladores de Selkovo, pues una cosa era que amara al omega y otra que de inmediato simpatizara con todos los de su entorno más aun cuando estos en ocasiones le parecían de lo más ordinarios en sus modales y su educación.

--¿Qué es esa música?-- dijo de pronto el ruso después de un breve silencio al escuchar un rítmico tamborileo acompañando de una flauta y un violín.

Yuuri volteó hacia una esquina de la plaza donde varias personas hacían un círculo.-- Parece ser el espectáculo de un grupo de artistas callejeros.--

--¡Vayamos a ver!-- Viktor se levantó de un salto y tomó a su novio de la mano, su rostro estaba radiante de felicidad cuando cruzaron la plaza rumbo a la fuente de la hipnotizante música.

Se abrieron paso entre la muchedumbre hasta que ante su vista un curioso grupo de artistas ambulantes ofrecían un curioso espectáculo. Se trataba de tres alegres canes, un monito vestido con un traje de militar rojo, asi como un niño ataviado con extrañas y coloridas prendas parecidas a las que llevaba un anciano de cabello blanco que tocaba con maestría su bien conservando violín. Dicho grupo se hacía llamar "La compañía del señor Vitalis" y según pregonaban era su primera gira por Rusia después de haber obtenido grandes triunfos en su natal Francia. Viktor dudaba bastante de ello al ver sus pobres ropas que delataban las penurias vividas, sin embargo por el momento todo indicaba que ese día sería en extremo provechoso pues las risas de los espectadores presagiaban una buena propina al final del espectáculo, incluso Yuuri no paró de reír al ver las piruetas de un perrito de color negro llamado "Servino" y las de "Dulce", una tierna perrita blanca como la nieve. Asi al final de la presentación el alfa dejó un par de relucientes monedas de oro dentro del sombrero que puso ante él otro can llamado "Capi".

Mi dulce omegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora