Extra 2

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Viktor y Yuuri si bien fueron felices juntos no por eso estuvieron libres de sufrir adversidades a lo largo de sus vidas en las que enfrentaron retos y pruebas muy difíciles, entre ellas despedidas familiares de las que no hay retorno, Yakov fue el primero en marcharse aumentando aun más en el ruso el sentimiento de orfandad que empeoró un par de años después con la ausencia de Lilia. Lo mismo pasó para Yuuri que vio partir primero a su madre y después a su padre con quien logró tener una feliz relación al paso de los años, aunque esos fueron sucesos en extremo dolorosos ambos se sustentaron mutuamente con su amor y su compresión. Junto con eso llegaron grandes cambios al país entre ellos la cruenta revolución de 1917 que tiñó de rojo el suelo y que terminó hasta 1922, los Katsuki-Nikiforov contrario a muchos aristócratas lograron sobrevivir gracias a su postura alejada de todo asunto político y aunque obviamente tuvieron algunas pérdidas monetarias estas pronto se compensaron con los magníficos acuerdos que Yuuri firmó con el nuevo gobierno post revolucionario necesitado más que nunca de buenas vías de ferrocarril para echar a andar a la recién formada Unión Soviética. A Viktor no le fue fácil asimilar los grandes cambios que se efectuaron pues en poco tiempo había visto como su amada patria vivía una completa metamorfosis de la que tenía opiniones encontradas, sin embargo gracias a su fuerte espíritu y su disposición para enfrentar los retos pronto llegó a la conclusión de que debía adaptarse a dichos cambios lo cual logró aunque con una enorme lucha. ¿Pero y que había sido de su vida familiar? eso lo veremos ahora.

Anastasia Katsuki había crecido siendo una niña curiosa, atrevida y llena de vida, cosa que cuando llegó a los quince años comenzó quizás a ser un "problema" para sus dedicados padres sobre todo cuando alentada por el tío Akihito Katsuki y su hijo Seiyi la animaron a acompañarlos a una de sus aventuras a tierras desconocidas en busca de nuevos mercados para su creciente negocio de productos Europeos. Para la inquieta adolescente la idea de visitar países tan exóticos como Siam, Camboya o la isla de Java era irresistible cosa que a Yuuri no le agradaba en absoluto, pese a eso la inquieta señorita Katsuki apenas cumplió 19 años abandonó Rusia en un viaje que prometía ser inolvidable para bien o para mal, esto sin embargo propició la mayor fricción en el matrimonio de sus progenitores ya que el japonés en un momento llegó a culpar a su esposo de alentar tales ideas "irresponsables" en su hija que decidió dejar atrás la seguridad de su hogar por ir en pos de aventuras novelescas al lado de los más "chiflados" de los Katsuki como el alfa llamaba a su primo y a su hijo. Por fortuna su enojo se vio mermado enormemente cuando recibió la primera carta de Nastya proveniente de la India donde le comunicaba sobre su buena salud y le dejaba ver su asombro ante el nuevo mundo que conocía lejos de la fría Rusia. Finalmente después de más de un año regresó a su hogar con un baúl lleno de artefactos exóticos y muchas historias que contar en el tiempo libre del que disponía entre sus clases en el más prestigioso colegio de señoritas de Moscú donde era considerara toda una celebridad entre sus compañeras por su fama de aventurera cosa que despertaba la envidia de más de alguna, y aunque al graduarse de dicho colegio tomó un importante puesto en la compañía de sus padres esto no significó el final de sus viajes sólo que para entonces estos ya eran a tierras más "civilizadas" como Londres, Viena, París e incluso Quebec, Montreal, Nueva York y Chicago en América, esa misma libertad de la que siempre fue afín la llevó a tomar la decisión de permanecer soltera por convicción pues el matrimonio y sus subsecuentes ataduras no eran para ella, no obstante esto no le impidió disfrutar de los placeres del amor de mano de un apuesto y rico alfa alemán dueño de un elegante hotel en Berlín con quien sostuvo una relación de varios años en la que al igual que Viktor lo hizo en su tiempo ella también se entregó a la pasión sin miedos ni tabúes como toda una hermosa mujer libre y de mente abierta. Katia Katsuki por su parte desde niña había sido todo lo contrario a su intrépida hermana, ella era tímida, callada y bastante reservada aunque gozaba de una gran inteligencia que aprovechó para convertirse a corta edad en una virtuosa pianista que llenó de orgullo a su familia al lograr cosechar grandes éxitos en los más afamados recintos dentro y fuera de Rusia. A la par de su carrera musical a los 29 años se casó con un joven empresario hijo de uno de los socios de Yuuri con quien tuvo dos hijos ambos alfas a los que llamó Andrei y Yuuri, fue asi como el clan Katsuki-Nikiforov creció en el transcurso de los años dando paso a nuevas generaciones y diciéndole adiós a otras más tal como lo dicta la ley de la vida.

Mi dulce omegaWhere stories live. Discover now