Cap 45 - Un nuevo amor- parte 2

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Aunque era un invierno especialmente frio en la ciudad de Moscú; esta se despertó alegre ya que era siete de enero día de la epifanía o navidad rusa fecha en la que las calles lucían repletas de abrigados transeúntes que compraban lo necesario para la cena de esa noche. Entre todos esos moscovitas felices estaba Viktor Nikiforov que salió de un elegante almacén cargando varios paquetes acompañado de otro omega.

--¡Apresurate Yura que todavía tenemos que ir al mercado, mamá necesita varias cosas para comenzar a preparar la cena!--

--A este paso en vez de cena será el almuerzo de mañana.--

--Por eso debemos darnos prisa.--

--Mira quién lo dice, sí no hubieses tardado tanto eligiendo esos encajes ya estaríamos ahora en casa.--se quejó Yura ya que Viktor que también aprovechó para comprar encajes, botones y listones era bastante inquisitivo a la hora de elegir algo sobre todo tratándose de cosas para su pequeña Anastasia.

--Mamá le hará su ropón de bautismo a Nastya y necesito cosas lindas.--

Yura se encogió de hombros y siguió caminando.--¿dónde está el chófer?-- preguntó al ver el carruaje vacío.

--Ahí viene, le dije que nos esperara dentro de aquella cafetería que está enfrente para que no pasara frío mientras hacíamos las compras.--contestó el ruso atento como siempre con sus empleados.

--¿A dónde los llevo señor Nikiforov?--preguntó el diligente chófer.

--Al mercado de pescado por favor.--indicó con gentileza

El empleado de inmediato echó a andar el vehículo, Viktor mientras tanto examinó cuidadosamente sus paquetes finamente envueltos pues eran los regalos para su familia. Había comprado perfumes y cosméticos para sus hermanas y para Mari Katsuki, un par de abrigos para Hiroko y Lilia, un juego de ajedrez para Yura el cual eligió rápidamente mientras este se entretenía buscando una corbata, así como finas plumas fuente para Yuuri, Yakov y Beka. Por supuesto entre los obsequios iban varios juguetes para su hermosa bebita que recién acababa de cumplir tres meses y que en ese momento dormía plácidamente (o al menos eso esperaba) en brazos del nipón que se había hecho cargo mientras el omega salía a hacer sus compras.

Al llegar a la mansión fueron recibidos por una impaciente Lilia.--Viktor, Yura ¿acaso fueron por el pescado hasta el mar negro como para tardar tanto?--

--Disculpa mamá, fuimos a hacer otras compras.--contestó Yura.

Lilia al ver a ambos omegas cargados de regalos comprendió que no debia molestarse.--¿Pero si trajeron el pescado?--

--Claro que si.--contestó Viktor.

--Dame esto, es muy tarde y debemos darnos prisa.--Lilia tomó la canasta con las provisiones y desapareció rumbo a la cocina.

Viktor en cambio se dirigió al salón donde bajo un árbol bellamente decorado colocó sus preciados regalos, cierto que esto no iba de acuerdo con las tradiciones ortodoxas pero lo hizo en recuerdo de su padre que inspirado en los cristianos alemanes había celebrado de esa forma la última Navidad que estuvieron juntos como familia.

Para Viktor la cena de esa noche transcurrió en medio de una indescriptible felicidad pero también de una gran nostalgia, estaba rodeado de las personas que más amaba y a la vez recordaba a las que habían partido, sus padres verdaderos estaban más presentes que nunca.
Cerca de la medianoche ya en su recámara, el omega después de colocar cuidadosamente a su adormilada pequeña en su cuna tomó asiento frente a una mesa que le servía de escritorio cuando escribía aquellas largas cartas a Alek o cuando repasaba sus lecciones de francés. Sin embargo en ese momento lo que ocupaba su atención eran los obsequios que acababa de recibir de parte de su familia y por supuesto de Yuuri también.

Mi dulce omegaWhere stories live. Discover now