Cap 30- La decisión de Yuuri.

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En punto de las siete de la mañana Yakov Feltsman tomó el tren rumbo a Moscú en un incómodo viaje que le llevaría dos días, aún asi se sentía esperanzado de que al fin podría pagar su asfixiante deuda con Yuuri Katsuki con el dinero de la cosecha sobreviviente y lo de las joyas que confiaba vender a buen precio.
Ocupó un asiento en la parte económica alejado del resto de los escasos pasajeros sin embargo justo antes de que el maquinista emprendiera la marcha un hombre joven envuelto en un amplio abrigo azul marino subió al vagón con precipitación; era Iván Kuznetsov que al ver a Yakov con su maleta de viaje y sobre todo después de descubrir que había vendido parte de la cosecha pensó que era el momento de ejecutar su malvado plan, por ello apenas fue a su casa que se encontraba cerca por una ligera maleta corrió a la estación antes de que el tren partiera.

--Buen día señor Feltsman.-- saludó con amabilidad sentándose al frente.

--Buenos días Iván.-- Yakov después de ese corto saludo volvió la vista a la ventanilla.

Iván con recelo vio a sus alrededores en caso de que Viktor llegara a la estación a último momento.--¿Va de viaje?-- preguntó al fin.

--Voy a Moscú, ¿tú también?--

--Oh no, yo sólo llegaré hasta Ostrov donde está una guarnición del ejército, llevo un mensaje de parte del coronel.--

--Veo que te han dado varios días de vacaciones.-- Yakov preguntó eso porque Iván ya tenía poco mas de dos semanas en Selkovo.

--Tres semanas, sólo que el general me pidió llevar el mensaje del que le hablé, de cualquier manera me alegra ya que en Ostrov tengo una tía a la que quiero visitar.--

--Eso es excelente.-- Yakov en realidad salvo por la vez que lo sorprendió en su hogar en una circunstancia podría decirse que comprometedora al lado de Viktor no tenía otro motivo para desconfiar de Iván, lo conocía desde niño y conocía a sus padres ambos buenos vecinos y personas honorables en Selkovo.

--Escuché decir que perdieron casi toda la cosecha.-- comenzó a decir Iván.

--Por desgracia asi fue, aunque pude vender todas las coles.--

--¿Tan pronto?--

--Sí, ayer vino un amigo del alcalde que es comerciante en Vernyy y nos compró todo lo que teníamos en las bodegas.--

--Pero que estupenda noticia.-- exclamó el militar con una sonrisa siniestra que Yakov debido a su distracción no notó pues ya en ese momento el tren salía del pueblo.

--Perdone mi pregunta, ¿pero es verdad que usted pidió un préstamo?--

--No tuve otra opción, sólo que la tormenta nos complicó las cosas. Por cierto, ¿conoces a mucha gente en Moscú?-- preguntó Yakov con sencillez.

--A bastantes es la verdad.--

--¿Incluyendo a joyeros?--

--Conozco a un par de ellos.--

--¿Me podrías dar sus direcciones?, llevo unas prendas que quiero vender.-- dijo Yakov con ingenuidad.

--Cuando lleguemos a Ostrov se las daré.-- Yakov que había pasado las últimas noches con un severo insomnio decidió que mejor dormiría un rato así que se bajó su sombrero a la altura de los ojos y se dejó llevar por el sueño. Iván por su lado estaba atento a todo movimiento, sólo esperaba tener el momento propicio para actuar. --¡Señor Feltsman!-- dijo de pronto en cuanto divisó a lo lejos una colorida estación de tren.

--¿Qué pasa?-- Yakov se despertó con sobresalto.

--Nada señor Feltsman, es sólo que estamos a punto de llegar a una estación.

Mi dulce omegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora