Cap 44- Lágrimas de felicidad en una tarde de invierno- parte 1.

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¡Viktor...Viktor!--repitió el nipón.

El ruso en vez de responder sólo se enredó más aun entre las cálidas sábanas.--¿Qué pasa?-- balbuceó ante la insistencia de su pareja que incluso lo movía suavemente para obligarlo a despertar.

--Despierta por favor.--

El omega bastante adormilado se sentó sobre la cama.--¿por qué tanta prisa?-- contestó mientras se estiraba y bostezaba.

--Disculpa por despertarte pero pensé que era mejor avisarte que saldré un par de horas.--

--¿A dónde vas?--

--Tengo una reunión con el director del banco de Moscú a las once.--

--Es verdad, lo olvidé. ¿vendrás a la hora del almuerzo?--

--No lo creo, lo más seguro es que vaya a un restaurante.-- Yuuri se ataba el nudo de su corbata con rapidez sobre todo después de ver la hora avanzada de la mañana.

--Entiendo.--Viktor por supuesto que comprendía que Yuuri tenía demasiados deberes pero aun asi se sentía bastante solitario cuando este pasaba la mayor parte del día fuera de casa, por fortuna en ese momento tenía buena compañía ya que las damas Katsuki estaban ahí además de Yura.

--Regresaré lo más pronto posible.-- Yuuri se acercó para dar un rápido beso a su prometido.

--Te esperaré ansioso.-- el peliplata correspondió de inmediato al beso con seductora pasión. Yuuri enseguida tomó su abrigo y salió de la habitación con rapidez pues sabía que si prolongaba su estadía ahí sin duda faltaría a su reunión.

Viktor en cuanto se quedó solo se levantó y tomó su bata de casa, fácilmente podría quedarse más tiempo en la cama pero la sensación de vacío en su estómago era en extremo molesta, y aunque apenas le bastaría dar una orden para que el desayuno le fuera servido ahí mismo prefería ir hasta el comedor donde había buena compañía.
Se asomó por la ventana para ver desde ahí como el carruaje de Yuuri desaparecía por el camino que atravesaba el enorme y helado jardín de la mansión, aquella era una visión que en las últimas semanas se repetía a diario y que había pasado a formar parte de su rutina.

En el comedor ya las damas Katsuki estaban en su lugar al igual que Yura que se había quedado alojado en la mansión pues él a diferencia de Viktor le había prometido a sus padres respetar todas las normas de la época y por ello guardaba su distancia de la casa de su prometido.

--Buenos días.-- saludó Viktor entrando al comedor con la alegría impresa en el rostro.

--Buen día Viktor.-- respondió Hiroko mientras ponía azúcar en su taza de té.

--Buen día.--saludó Mari.

--Hola.-- añadió el rubio.

Viktor ocupó su asiento justo al lado del sitio principal de la mesa lugar donde generalmente Yuuri se sentaba.--¿Desea té o café?-- preguntó una de las mucamas poniendo frente al ruso su apetitoso y abundante desayuno.

--Té por favor.-- Viktor a pesar de ser amo y señor de aquella mansión seguía siendo el mismo chico amable y sencillo lo que le hizo ganarse el aprecio de la servidumbre casi de forma instantánea.

--Viktor querido, Mari y yo saldremos a hacer unas visitas pero regresaremos a la hora de la cena.-- mencionó Hiroko.

--Le pediré al chofer que las lleve.--

--Gracias Viktor.--

--Amo Nikiforov, el cartero ha traído esto para usted.-- se acercó el mayordomo.

El omega tomó un grueso sobre donde destacaba el nombre de su amigo Alek Vasilev.--¡Es una carta de Alek!--exclamó con infinita alegría.

--¿¡En serio!? ¿¡de Alek!?-- repitió Yura.

Mi dulce omegaHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin