el barbero :DC

Capítulo cincuenta y dos

Capítulo cincuenta y dos

(Uptown - Ciudad Gótica)

Michael caminó solo por las calles oscuras y desoladas de Gotham, su mente en un torbellino de miedo y desesperación.

El peso de su colosal deuda colgaba pesadamente sobre sus hombros, asfixiándolo con cada paso que daba.

Sabía que le había mentido a Jayden sobre su progreso, no queriendo involucrar a su ayudante y amigo en la peligrosa situación causada por su estúpida adicción.

Ahora, se encontró a merced del Arquitecto, un nuevo villano que parecía deleitarse con la miseria de los demás.

Mientras reflexionaba sobre su sombrío futuro, una camioneta negra se detuvo a su lado, su amenazante presencia le envió un escalofrío por la espalda.

Antes de que pudiera reaccionar, hombres corpulentos emergieron del vehículo, sus rostros ocultos por máscaras negras adornadas con rayas en forma de lágrimas.

El corazón de Michael se aceleró cuando lo arrastraron a la fuerza adentro, sus protestas ahogadas por su fría indiferencia.

Dentro de la camioneta, la oscuridad envolvía a Michael, amplificando su temor. Reunió el coraje para hablar, con voz temblorosa: "Por favor, encontraré una manera de pagar la deuda. Solo dame más tiempo".

Los hombres intercambiaron miradas, sus expresiones inflexibles. Uno de ellos metió la mano en su bolsillo y sacó una carta de invitación meticulosamente elaborada.

Con un aire de ominosa finalidad, el hombre se lo tendió a Michael, quien aceptó vacilante la enigmática oferta.

"Esta es una invitación a un juego", explicó el hombre, su voz carente de calidez. "Si participas con un compañero y ganas, tu deuda será absuelta. Pero si pierdes..."

Dejó que la afirmación flotara en el aire, dejando que la imaginación de Michael llenara los aterradores espacios en blanco.

Pensamientos de daño físico, retribución e incluso muerte inundaron su mente, intensificando su ansiedad.

Las manos temblorosas de Michael agarraron la carta, su mirada fija en las letras en negrita que lo tentaban tanto con esperanza como con miedo.

Este juego de Arquitecto le ofreció la oportunidad de cambiar su vida, de liberarse de las asfixiantes garras de la deuda.

Sin embargo, sabía que aceptar la invitación lo sumergiría en algo desconocido, que requería un socio dispuesto.

La furgoneta se detuvo bruscamente, lo que devolvió a Michael a la realidad.

Con un rápido empujón, fue expulsado sin contemplaciones a la calle desolada antes de que la furgoneta desapareciera en la oscuridad.