ERWIN: TIENE UNA COMPAÑERA EXTRAÑA

998 127 102
                                    

La siguiente vez que Erwin me llamó, no estaba solo en el despacho. En una de las sillas, con una sonrisa nerviosa en sus labios, un jersey rosa palo y unos vaqueros ajustados, estaba Mary sentada.

—Hola, Levi —me saludó.

La miré y después miré la expresión seria del Alfa antes de volver a la mujer.

—Hola, Mary —respondí en un tono neutro antes de cruzar a aquel despacho que apestaba a Alfa casi tanto como su compañera.

Di un par de pasos y me senté en la silla al lado de ella, a la espera de que Erwin me diera alguna explicación de por qué estaba allí cuando solo habían pasado veinticuatro horas desde nuestra última conversación.

—Les he hecho venir para repasar un par de cosas antes del viaje —empezó a decir él, entrelazando los dedos sobre la mesa y dedicándonos una mirada intermitente a cada uno, como si se tratara del presidente a punto de enviar a sus mejores espías de la CIA en misión especial—. Quiero saber qué le pasa a Annie, es importante para la Manada. Necesito que hablen con ella y traten de hacerla entrar en razón; si tiene dudas, nosotros se las solucionaremos; si tiene alguna queja o problema, decirle que siempre estamos abiertos al diálogo y que no tiene que tener miedo en preguntar —eso se lo estaba diciendo más a Mary, que asentía con expresión serena y la espalda muy recta, quizá tomándose demasiado en serio todo aquello. Erwin era el Alfa, sí, pero también el hombre que le comía el coño y se rascaba los huevos en su sofá, así que podía relajarse un poquito con aquello—. Si Annie se niega a hablar con ustedes, se muestra esquiva, insegura o empieza a soltar excusas sin sentido, quiero que hagan lo posible para conseguir respuestas. Sin herirla, por supuesto —eso me lo dijo a mí que, al contrario que su compañera, solo lo miraba con cara de aburrimiento y recostado en la silla.

Cuando terminó de hablar, asintió, mirándonos a uno y al otro. Debía ser muy raro para él vernos allí juntos. Era como haber reunido a la alumna más aplicada de la clase y al más problemático del instituto. Una mezcla que, a todas luces, iba a salir terriblemente mal.

—Les hemos pedido dos habitaciones en un hotel de Manhattan, lo más cerca posible del estudio de Annie, pero tendremos que tomar medidas especiales. Nueva York está plagada de Manadas agresivas y peligrosas, sin estabilidad e inmersas en guerrillas constantes por el territorio y el poder... Así que lo mejor y lo más precavido es que lleven ropa limpia y se duchen para deshacerse de nuestro Olor a Macho todo lo posible —dijo esto último como si le costara, apretando ligeramente los dientes y bajando la mirada a la mesa.

—Uh... eso no le va a gustar nada a Eren... —le advertí.

—¡A mí tampoco me hace ninguna gracia! —gruñó en alto para dejarlo bien claro—. Pero eso evitará que un Macho de otra Manada los ataque al percibir a un extranjero y posible enemigo en su territorio. Ya que... ni Eren ni yo estaremos por allí para protegerlos.

—No pasa nada, serán solo dos días —dijo Mary con una mueca de entendimiento mientras trataba de consolar a su lobo—. Después volveremos a la normalidad.

—Sí. Lo sé ­—afirmó el Alfa, aunque se le notaba jodido por aquello. Muy jodido—. Los he escogido porque, como ya les he explicado, creo que pueden complementarse bien. Además, enviar a la compañera del Alfa y al... —se detuvo.

—Ten cuidado con cómo terminas esa frase, Erwin —le advertí.

—Enviar a los humanos más importantes, con la relación más estrecha con el Alfa y el SubAlfa de la Manada, es una muestra de lo preocupante que es este asunto para nosotros. Espero que Annie sepa apreciar ese detalle y que todo esto sirva para algo; porque como nos haya traicionado, si que me voy a enfadar de verdad.

Humano - EreriWhere stories live. Discover now