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ALISON

La sala no era desconocida para mí. Estábamos en su reino de tinieblas, y aquí, pues, ya había estado yo mucho tiempo antes. Hacía demasiado de eso, tanto que moriría y mataría por volver ahí a esa etapa donde yo y él éramos felices a nuestra forma. Yo humana y él vampiro.

¿No teníamos bastante con eso? ¿Es que no era suficiente?

—Jungkook vuelve a mí por favor —susurré bajito viendo sus ojos completamente cerrados—. Mi amor esto duele demasiado.

Se me revolvieron las entrañas y tragué con dificultad. Todos estaban de pie a su alrededor en total silencio. La sala fría de mármol negro era nuestro peor testigo. Él se alzaba en un alto pedestal, estaba recostado sobre terciopelo rojo.

Los recuerdos se agolparon en mi mente y paré como pude las ganas de llorar. Ya no lo haría más, al menos no delante suya.

Siempre decían que un cadáver escuchaba por un tiempo las cosas que pasaban a su alrededor, que su oído era lo último que dejaba de tener sensibilidad. Lo aprendí en la facultad como un bulo que hicimos real entre los estudiantes. Nos gustaban las cosas macabras.

¿Si ellos vieran dónde había acabado?

Vi de reojo como se acercaba Samantha. La dejé posicionarse a mi lado, el momento que estábamos viviendo no daba lugar a rencillas. Él ya no podía verla, ya no podía verme a mí...el dolor de mi pecho se intensificó.

—¿Lo amas? —me preguntó y torcí para mirarla.

—¿A qué viene esa pregunta? —me impactó su voz, no era altiva como la recordaba.

—Tú solo dime.

—Sabes la respuesta, ¿para que preguntas? —le contesté con desconfianza.

—¿Quieres que reviva?

—¿A qué te has acercado a hacerme daño? —le espeté con voz baja pero enfadada.

—Me he acercado a decirte que eres la única que puede hacer que vuelva a la vida. Me alimento de almas que no se te olvide —me miró con rabia y yo solo seguí escuchando. Tal vez...tal vez—. Beliel nunca tuvo la suya.

Una tos la hizo callar. Todos querían silencio. Allí estaba Jin, Peter y muchos que intentaban despedirlo a su forma.

—Vamos fuera —le dije y fui la primera que me dispuse a abandonar la sala.

Llegamos al exterior y la miré para que siguiera contando.

—Beliel —cuando lo llamaba así se sentía tan poderoso que anhelaba que hiciera su aparición ante mí— nunca fue convertido, su madre era una vampiro virgen.

¿Como coger el hilo de lo que me estaba contando?, solo podía esperar a tener toda la información.

—Su alma estará en algún lugar, ¿no entiendes que nunca le fue arrebatada? No fue el discípulo del conde Drácula, si llega a ser hubiese desaparecido junto a él. Todos los que son convertidos desaparecen en el mismo instante que lo hace el que los transformó.

—¿Quieres decirme que él es un vampiro verdadero? ¿Qué lo es desde la cuna?

—Exacto y además también es un lobo puro, porque fue procreado por uno. Nadie lo mordió, por eso tal vez si encuentras de donde obtenía su energía, se la puedas devolver.

Me dieron ganas de abrazar a Samantha, pero paré porque se volvió una idea repugnante al recordar cosas que mejor no sacarlas ahora a relucir. Lo que contaba era muy importante, tanto que abrió mi pecho y lo llenó de esperanza.

—No sé ni por dónde empezar la verdad, pero tengo que pensar, por dios que tengo que pensar —me puse tan nerviosa que mis manos temblaban.

—Tú eres la única que estuvo junto a él como su hembra verdadera —¡UPH!, eso seguro que le dolió, pobrecilla pero debía soportar, lo siento pero siempre fue mío y solo mío — debes recordar todo por insignificante que te parezca. Lo que dijo, situaciones, lugares que visitaba para descansar o recobrar energía. Todo eso porque tienes que encontrar la tumba de sus padres. Creo que ahí es donde está la solución.

¿Como darle las gracias sin que creyera que quería ser su amiga?

—Gracias Samantha —le dije desde mi posición.

—No lo hago por tí, ya te lo dije una vez. Solo me importa él, debió ser mío desde el principio —perra inmunda pensé y le sonreí falsamente para no darle el gusto de ver que no me gustó lo que dijo.

—Nunca seremos nada, sé que no me soportas pero te pido que si consigo traerlo de nuevo a la vida te apartes de su lado para siempre —intenté sonar convincente y segura.

—Si lo haces haré todo lo posible para no...

—¡No! —le dejé claro— te echarás a un lado porque él es mío y lo sabes. No voy a permitir que nadie vuelva a entrar en nuestra historia para destruir lo que tanto nos está costando tener.

Apretó los dientes y soltó el aire.

—Te voy a prometer algo y eso en mí es algo excepcional —vaya iba a darme un regalito, seguro que estaba envenenado, a mí no me engañaba—. Si Jeon se despierta y me pide que me aleje lo haré, pero solo él tomará esa decisión.

Con perra no tenía de insulto, siempre con sus juegos de zorra provocadora y metomentodo.

—Ok —no podía hacer otra cosa—. Voy a despedirme de él e iré a buscar la solución después.

Sin más me adentré y volví a la escena que no quería seguir viendo por mucho tiempo más. Jin estaba estático, no movió ni un músculo desde que lo posicionaron en el pedestal. Sus brazos caían hacia abajo y su mirada estaba incrustada en su amigo. Pétreo y sin color tenía el rostro.

Me acerqué a Jungkook y toqué su mano.

—Espérame un poquito más, sé que ha sido mucho tiempo esta última vez pero ya queda menos para que estemos juntos. Conseguiré ver tus ojos brillar otra vez, su constelación está ahí deseando salir por ellos y yo le daré la llave y abriré la puerta. Así que por eso me tengo que ir, lo haré ahora. No descansaré hasta que me vuelvas a besar como solo tú sabes hacer.

Bajé mis labios hasta los suyos y sentí el frío intenso que emanaba por ellos, mis lagrimas cayeron sin poder pararlas más en su rostro...

—Vuela hasta la salida, lucha tú también, hagámoslo juntos mi amor...te necesito...

te necesito

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MI MATE ES UN VAMPIRO (Saga VAMPIRE JUNGKOOK) BELIELWhere stories live. Discover now