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Bella Heathcote como Adeline.
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Cillian Murphy como Thomas Shelby.
Las escaleras parecían interminables, le llamó la atención lo fácil que fue entrar al edificio, creyó que habría al menos un Blinder custodiando la puerta. Abrió las puertas de la entrada principal encontrándose el escritorio de la secretaria vacío y la puerta de la oficina abierta de par en par, como si su ocupante estuviera invitando a la muerte a entrar en sus aposentos.
Observó el enorme periódico que ocultaba tras de sí al jefe de familia, en su mano derecha sostenía un cigarrillo que soltaba su humo al olvido de la habitación, sobre el escritorio un vaso de whisky a medio tomar y en su pecho, la angustia de reconocer aquel lugar como en el que le rompieron el corazón.
- Para estar en medio de una vendetta fue demasiado fácil entrar aquí. - exclamó Adeline con soltura ingresado por fin a la boca del lobo.
Thomas se irguió en su asiento dejando el periódico sobre la mesa, parpadeo algunas veces intentando comprender que lo que sus ojos veían era real y no producto de su imaginación. La observó con aquel abrigo negro, de pie frente a él, sosteniendo entre sus manos el pequeño bolso del mismo color con elegancia. El oxígeno lo había abandonado, nunca pensó que la volvería a ver. Había desaparecido después de aquel día en que lo dejó en esa misma oficina, después de confesarle que Grace estaba embarazada. Le perdió el rastro por meses, luego Charles nació y solo dejó de buscarla.
- Adeline. - soltó en un especie de susurro.
- Thomas. - respondió ella abriendo el botón de su abrigo para sentarse. - He oído que estas en problemas. - comentó dejando caer su abrigo por la espalda de la poltrona tras ella.
Thomas aún no cabía en sí por tenerla frente a él pero, cuando comprendió que si ella estaba allí y sabía sobre la vendetta, solo podía significar una cosa.
- ¿Debería estar armado? - pronunció al fin haciendo que Adeline sonría apenas.
- Aún no digo que si, Thomas. - contestó dejándolo un poco más tranquilo. - Pero lo haré.
