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Abrí mis ojos deslumbrándome con la luz del alba colándose por entre las cortinas de mi habitación, Thomas descansaba la cabeza sobre su propio brazo mientras que con el otro me sostenía con fuerza contra su cuerpo, parecía un sueño el tenerlo en mi cama después de tanto tiempo separados.
Estuve mucho tiempo enojada con él, luego de recibir aquella carta en la que me dejaba por Grace, hui de Small Heath y de mis sentimientos directo al nuevo mundo. En Estados Unidos pude rehacer mi vida, pero nunca pude arrancar a Thomas de mi corazón y mucho menos de mi cuerpo, al llegar a Washington descubrí que estaba embarazada.
Cuando conocí a Jason tenía cinco meses de embarazo, él se enamoró de mi de inmediato, o al menos eso es lo que siempre me dijo. Fue todo un escándalo en su familia cuando contrajimos matrimonio y más aún cuando se enteraron que el bebé no era de él, pero a Jason nunca le interesó, la crio como si fuera suya todo el tiempo que pasamos juntos.
Cuando Jason murió, me vi sobrepasada por todo, el negocio, los socios pidiendo explicaciones, la mafia pisándome los talones en busca de un trozo de territorio que manejaba. Hice algunos buenos tratos con los italianos, vendí algunas propiedades y regrese a Londres donde continuaría con los negocios desde lejos, donde mi pequeña no correría peligro.
Thomas abrió los ojos con lentitud, le brillaban bajo la luz tenue que se colaba por la ventana, me regalo una sonrisa perezosa para luego apretarme más contra su cuerpo y dejó un beso dulce en mi frente. La puerta de la habitación se abrió repentinamente, mi pequeña hija entró rascándose los ojos con su mano y abrazando la muñeca de trapo que Jason le había regalado antes de morir.
— Mami. —murmuro con la voz ronca.
Me levante con rapidez abandonando el calor de los brazos de Thomas, envolví mi cuerpo con la bata y alce a la niña abrazándola con cariño.
— Cielo, ¿Que haces despierta? —pregunté con la voz suave.
Por inercia desvíe la mirada hacia Thomas, quien aún permanecía sobre la cama con su rostro desencajado y el aliento atorado en sus pulmones. Me aclare la garganta intentando mantenerme en pie, las piernas me temblaban, no era esta la forma en la que quería que lo descubriera pero la manera repentina en la que él había aparecido en la puerta de mi casa no me dio muchas opciones.
Allison murmuro algunas palabras entre suspiros para luego apoyar su cabeza en mi hombro y continuar durmiendo. La llevé a su habitación en completo silencio, el ama de llaves se encontraba dormida en la mecedora junto a la cuna, en cuanto entre ella se despabilo y me pidió disculpas por el descuido.
Regresé a mi alcoba y vi a Thomas a medio vestir, los tiradores colgaban por los costados de su pantalón mientras el torso permanecía desnudo, estaba atándose los cordones cuando alzó su mirada a mi. Sus ojos fríos me recorrieron entera, no pude hacer más que congelarme en mi lugar abrazándome a mi misma, él solo se puso de pie y caminó hasta mi con el rostro inexpresivo.
