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Lucy Boynton como Iris Shelby.
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Cillian Murphy como Thomas Shelby.
El teléfono sonaba una y otra vez, incesante, rompiendo el silencio de la casa. Al otro lado de la línea, Thomas esperaba oír la cantarina voz de su esposa al responder, pero nada pasaba. El mutismo al otro lado gritaba a voces que algo no estaba bien. Solo quería avisarle que las cosas se habían complicado un poco, que el problema se extendió más allá de un simple desacuerdo con los italianos. John se había metido en problemas por celos estúpidos y resolverlo era cuestión de tiempo.
El nudo en su estómago comenzó a formarse a medida que el silencio al otro lado de la línea crecía, soltó la bocina sobre la mesa de manera descuidada bajo la atenta mirada de sus hermanos y tía y salió corriendo de la oficina con un mal sabor de boca.
Algo no estaba bien, lo presentía. Tal vez había sido aquel sueño que tuvo la noche anterior, ese que Polly le advirtió que no dejara en el olvido, debía prestar atención a las señales. Había despertado con la sensación de que sus dientes se habían caído, hasta corrió al baño para observarse en el espejo, agitado y asustado por aquello. Iris lo había abrazado por la espalda frente al espejo y había reconfortado su espíritu, lo había llevado a la cama hasta hacerlo dormir como un niño.
Polly corrió tras él, también sus hermanos. Los cuatro subieron a los automóviles y, como si fueran rayos cruzando el cielo un día de tormenta, emprendieron viaje a la hermosa casa que Thomas le había comprado a su amada esposa, esa que llamaban hogar.
El nudo en su estómago trepaba por su esófago a medida que daba zancadas hacia la puerta de entrada, subiendo de a dos los peldaños de aquella escalera de piedra en la entrada, golpeando el taco de su zapato en cada uno. Recordaba los pequeños pies de su esposa subiéndolos, algo inestable por tener los ojos cubiertos. Su risa aún permanecía en el viento.
Todas las luces estaban apagadas, cosa extraña, ya que ella había dejado en claro que lo esperaría con la cena servida. De todas formas, Iris le temía a la oscuridad, jamás estaría en penumbras si Thomas no se encontraba con ella en la misma habitación.
