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Taissa Farmiga como Abigail Carson
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Cillian Murphy como Thomas Shelby
Abigail Carson había conseguido el empleo como secretaria del contador en la empresa hermanos Shelby por medio de su amiga Lizzie. Nunca se imagino en esa situación, trabajando en aquel lugar y con esas personas. Su sueño era ser diseñadora, tenía grandes planes para su futuro, pero lo primero era ahorrar y así conseguir algún local donde comenzar de cero.
Su jefe, Michael Gray, era una persona amable, nada parecido a la mala fama que la gente le hacia en las calles a la familia Shelby. Había crecido oyendo cosas horribles de ellos, tanto así que su abuela, quien cuidaba de ella desde la muerte de su madre y la huida de su padre, nunca había dejado que se juntara con los hermanos.
A los diez años había querido jugar con Ada Shelby una tarde, la vio sentada en la calle con algunas muñecas y a sus hermanos algunos metros alejados de ella, se acercó a hablar pero su abuela casi corrió hasta Abigail y la tomó del brazo con fuerza arrastrando la de regreso a la casa. Le dijo que esa familia era mala y que no debía acercárseles jamás, pero ella ya no era una niña y necesitaba el empleo si quería progresar.
Golpeo el vidrio tallado con el nombre Shelby de la puerta aún con algo de miedo a la voz del otro lado, Thomas aún le impartía temor, oyó un sonido de afirmación y entró algo timorata hasta el enorme escritorio caoba oscuro esquivando el juego de sofás del salón. Se detuvo con la carpeta entre sus manos mirando el enorme periódico que cubría el rostro serio y taciturno al otro lado.
-¿Si, Abigail? - la alentó Thomas bajando el periódico a un lado.
-Oh, si. - se sobresalto apretando la carpeta marrón que sostenía contra su pecho. - El señor Grey quiere que revise estos papeles, señor Shelby. - explicó extendiéndole la carpeta.
Se quedó allí de pie observando como Thomas ojeaba las hojas en silencio, era un hombre atractivo, que impartía respeto a su paso y que jamás permitiría que pasarán por encima de él. Siempre había admirado como él y sus hermanos se hicieron un lugar en el mundo desde abajo, sin la ayuda de nadie, construyeron un negocio de la nada y ahora daban empleo a la gente del lugar. Lo vio fruncir el ceño y alzar la vista hacia ella.
