36 // ghost eyes

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▶『 Spa-Francorchamps, Bélgica 

Julio, 2023   


Durante dos días, solo fuimos Max y yo. Nada más existía a nuestro alrededor, absolutamente nada más.

Cuando nos despertamos después de aquella noche Max tenía las marcas de mis uñas en su espalda aún más rojas que horas atrás y lo lleve al baño para mojarlas con desinfectante por temor a que empeoren. Con un pequeño algodón húmedo lo force a sentarse en el retrete cerrado para poder limpiar los rasguños con delicadeza mientras él insistia en que estaba bien, que había sufrido peores dolores. Me sentía culpable por dejarle la piel así por un acto de pasión y lujuria, y él reía como si fuera de las cosas más normales del mundo. Se me quedó viendo todo el rato evitando una sonrisa como niño pequeño.

Para el desayuno, Max no tocó su celular en todo el momento y así lo mantuvo hasta el jueves cuando nos despedimos en el aeropuerto. Descubrí que le encanta tomarme fotos, y que a mi me encanta posar para él. Le enseñe como hacer jalea de frutilla y deambule por el departamento cuando me puse muy nerviosa por como no seguía mis instrucciones para preparar el almuerzo.

―Am―me miro en súplica para que me callara.

―Bien, sigue tu―levanté mis manos en defensa y camine observando las fotografías que Max tenía sobre una cómoda. Había bastantes fotos con su familia, con su padre, en kart, en talleres, con su madre, con su hermana. Fotos de cuando era pequeño, en su mayoría. Max de bebé era algo que no superaría en lo absoluto, tenía los labios rosados y el cabello igual de rubio que ahora, quizás un poco más brillante. ―¿Cuantos años tenias aquí?―levanté una foto de Max de pequeño con una copa brillante y un ramo de flores.

―Emm... Debía de tener unos cuatro, quizás cinco―respondio un tanto dudoso desde la cocina y asentí observando la foto. Era increíble como empezábamos a construir nuestras carreras desde que eramos pequeños.

―¿Alguna vez pensaste que harías si la F1 termina para ti?―pregunte por curiosidad y él se quedó en silencio. No contesto por varios segundos, así que gire a verlo.

―No... Jamás tuve que pensarlo ¿Porque lo preguntas?―frunció el ceño.

―Pilotos como tu o Mick comienzan en esto incluso mucho antes de que nazcan, sus familias tiene historia, pero nunca sabes las chances que de verdad tienen de que esto sea algo seguro.

―Mick y yo somos muy diferentes, Am―se giró a verme apretando los labios con cierta diversión camuflada. ―Mick tenía chances de fallar y su padre iba a estar bien con eso. Yo no tuve opción. Así que estoy muy lejos de pensar que sería mi vida sin la fórmula―respondio con simpleza y me gire a ver a Max de pequeño en la fotografía entre mis manos. Quería abrazarlo, sujetarlo tan fuerte que se le olvide cualquier dolor que haya sentido.

Capri Persson ⸻ F1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora