45 // rivals and lovers

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▶『 Estocolmo, Suecia 』

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▶『 Estocolmo, Suecia

Agosto, 2023   


Al despertar, la sensación aun seguia conmigo. Como cuando comes algo riquisimo y el sabor todavía se pasea por tu boca bailando entre tu lengua y tu paladar. No quería desayunar para no apartar el sentimiento así que me gire hacia el lugar donde se suponía que había dormido Max, para revivir la fantasía estúpida de mi cabeza, pero estaba completamente vacío.

¿Había sucedido? ¿Max había venido a verme y se había quedado? ¿Max me había calmado cuando tuve la pesadilla? ¿Todo eso en verdad sucedió?

Comencé a sudar y salte de la cama corriendo hacia las escaleras sin antes tropezar al esquivar mi par de tenis en el suelo. Si nada de lo que recordaba había sucedido... 

Me tome la cabeza con una mano muy preocupada mientras bajaba las escaleras con rapidez y cruzaba la pequeña sala hasta la cocina con desesperación y ahí estaba. Me quede en el umbral observando como mi madre le señalaba cosas en la cocina y le enseñaba como se decía en lenguaje de señas. Max lo repetía muy bien, era rápido para aprender y supuse que eso fue un instinto de supervivencia que tuvo que adquirir de niño.

Mi madre me sonrió arrugando la nariz al verme y Max se giró.

―Estás pálida ¿Te encuentras bien?―frunció el ceño de inmediato al observarme con atención.―¿Tuviste otra pesadilla?―se acercó.

―No, no. Solo... no te vi y...―balbuceé sin saber exactamente que decirle. ―Por un momento pensé que lo había imaginado.

―Dios, nunca nadie estuvo tan loca por mi―bromeo Max y golpeé su hombro intentando no reírme al respecto, pero tenía razón. 

―Me alegra ser la primera.

―Espero que seas la única―sonrió Max sin mostrar los dientes antes de darse vuelta hacia la mesada con el desayuno. ―¿Té o café?―preguntó y había cierta familiaridad en dicha cotidianeidad, en el hecho de verlo aquí al despertar, que me pregunte que iba a desayunar. Me hacía acordar a esos días en Mónaco antes del accidente y a esa imagen que había construido en mi mente antes de volver a dormir después de la pesadilla. Pedí té, porque hace ya unos días Christine me había recomendado dejar el café por las mañanas moderadamente hasta alejarlo por completo. Si bien el té contenía pequeñas porciones de cafeína, no era nada comparado con un café americano todas las mañanas. Así que ahora variaba entre té, zumo de frutas o proteína.

"Deberías llevarlo a recorrer la ciudad esta tarde" recomendó mi madre mientras encendía el televisor para sentarnos a desayunar.

―Es verdad, hay muchos museos para visitar en Estocolmo―le comente a Max.

Capri Persson ⸻ F1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora