38 // i don't wanna be strong anymore

3.3K 395 165
                                    


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


▶『 Estocolmo, Suecia 

Julio, 2023   


Las manos me temblaban y no porque aun intentará recuperarme. 

―¿Puedes con eso?―volvió a preguntar Jean mientras caminaba por el aeropuerto.

―Si, si. Yo puedo―balbuceé restándole importancia mientras rengueaba con el equipaje encima. Apenas quería levantar la mirada en la tierra de los reencuentros y las despedidas, temía ver a mi madre ahí, con un tonto cartel que indicará que me buscaba. Yo tambien necesitaba un cartel de esos, porque tambien me estaba buscando.

―Dame eso―insistió Jean arrebatandome mi bolso dejándome solo con mi maleta para que pudiera sostenerme. Le había rogado al médico que no me obligara a usar muletas, le dije que estaba bien con el tobillo, que no sentía nada. Tome un par de pastillas antes de subir al avión, pero hicieron efecto muy brevemente. Después de una hora de Francorchamps a Copenhague, dos horas de espera en el aeropuerto de Dinamarca y una hora más desde ahí hasta Estocolmo, el dolor volvió a mi pie, aunque intentara disimularlo. ―Ahí está tu madre―notificó Jean y levante mi mirada. Mi madre no traía un cartel, simplemente extendió su sonrisa al verme ignorando el hecho que tenía un millón de cosas para decir de la manera en la que caminaba.

Mi madre tenía una sonrisa brillante, el cabello corto, un rostro sumamente expresivo y los labios finos. Su mirada, tan cerca, el aeropuerto, el volver a casa... solo empeoraba las cosas en mi cabeza. Ella sonrió con sus finos labios apretados y extendió sus brazos hasta mi con cuidado, posé la única mano que no me dolia del todo en su espalda y sostuve mi mentón en su hombro con delicadeza sintiendo su aroma. Mi madre siempre traía un aroma tan particular que cada vez que parecia haber una estela del mismo en cualquier lugar, solo podía recordar cuánto la extrañaba, producto de cuánto la necesitaba. Ella tomó mi cabeza con una de sus manos como si la protegiera y concluí el abrazo dando un paso atrás.

Mi madre se quedó mirándome un momento.

"No tienes idea de lo feliz que me pone verte" contuvo la emoción en sus señas.

"A mi tambien, mamá" respondí y la comisura de sus labios se arqueó por completo. Me observaba con detalle, como si no pudiera creer que siga viva. Hasta ese momento no había visto como había sucedido el accidente, para mi no era tan grave. 

Luego de saludar a Jean como si fuera su propia hija, las tres subimos al auto y mi madre nos llevo a casa. Era extraño el hecho de que yo nunca había llamado jamás al hogar en Suecia, "la casa de mi madre". Siempre sentí que esa era mi casa también, mi verdadero hogar. Estas calles, estos árboles, esta gente, todo me sonaba familiar y esa familiaridad me generaba una angustia del tamaño de toda la ciudad.

Capri Persson ⸻ F1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora