Capítulo 3: Shor

1.7K 192 18
                                    

Cada vez el sonido de los pasos se intensificaban más, y con ello mi miedo y el frío, hacía mucho frío. De pronto sentí un susurro:

-Laura... - sonó casi inaudible.

Como un ninja saqué solamente una mano de debajo de las mantas, tomando el control remoto que estaba en mi mesita de noche y como toda una dama... comencé a golpear al sujeto en toda su figura.

-¡AAAAA!...¡LAU...LAURAAA, SOY ROSSS!

-Pero inútil, ¡Me asustaste!

Traté de calmar mi ritmo cardiaco mientras él reía, a lo que yo respondí con un almohadazo. Cuando me tranquilicé y el retrasado dejó de reír, me digné a mirarlo.

-¿Qué haces aquí?

-Mmm, Laura... Es que... ¿Recuerdas que esta mañana mojaste mi cama?

-Ahh verdad... ¿Y eso a mi me importa por qué?- alargué mientras su cara de trasero se posaba en mí- Duerme en el sofá.

-Esa estupidez está más mojada...- explicó mientras yo recordaba la escenita de la mañana.

-Lo había olvidado, Lynch, que pena más grande.

-Mmm... Laura, ¿Puedo dormir contigo?

-¿Qué? ¿Por qué yo? Duerme con Shor...- lo observé divertida, Shor era nuestro perro, un lindo Bulldog.

-Laura...

-Okey, okey- dije moviéndome hacia el lado para que su delicada figura se acostara. Ross se quedó inmóvil.- ¿Qué? ¿Piensas quedarte ahí parado toda la noche?

-Es que pensé que me echarías de un almohadazo... Bien, gracias- se metió, me giré, dándole la espalda, acción que él imitó. Pasaban los minutos y no me podía quedar dormida.

-¿Ross?

-Laura...

-No tengo sueño.

-¿Y eso a mi me importa por qué?...- imitó mi simpatía de hace algunos minutos.

-Muy gracioso- reí sin humor girándome para mirarlo.

-Juguemos a algo- sonrió como pequeño.

-Mañana tenemos clases- solté temblando, la temperatura estaba en su punto más bajo para L.A, California.

-¿Tienes frío?

-No, tiemblo porque me encanta- el sarcasmo se introducía entre mis palabras.

-Ven aquí, gruñosita- habló tranquilo, acercándome a él.

Automáticamente recosté mi cabeza en su pecho y  pasé mi brazo por encima de su abdomen. Él me abrazó, dejándo descansar su mano en mi cintura. Si había algo que me gustaba en el mundo era ocupar a la florecita como almohadón, el rubio era de lo más cómodo. Sentía el latido de su corazón bombeando debajo de mi oreja y me encantaba la intermitente sinfonía.

-Buenas noches, Lynch- solté algo adormilada.

-Duerme bien, Marano - susurró.

Ninguno con una pizca de burla en sus palabras.

New feelings  ||Raura|| #RauraAwardsWhere stories live. Discover now