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Capítulo 28: ¿Ansiosa?

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Después de planear el viaje a Colorado, comprar los pasajes por internet, consolar a Rocky por que se golpeó el dedo meñique del pie y cenar algo, nos fuimos a nuestros cuartos. Ross y yo en el mío y el castaño en el otro. Pusimos una película. Una sonrisa grababa su historia en mi rostro, nos iríamos pasado mañana, ya quería estar allí...

-¿Estás contenta?- me preguntó el sonriente rubio.

-Claro que sí, ya quiero ir- tomé su mano, besando su mejilla. Nos encontrábamos apoyados en el respaldo de la cama, con el televisor enfrente. Sentí una mirada en mí por lo que levanté la cabeza, encontrando mi vista con la del rubio. Sonrió tiernamente, aferrando sus ojos a los míos y lenta e inconscientemente comenzamos a acercarnos... Cuando estábamos apunto de cerrar la distancia entre nuestros rostros, el sonido de la puerta abrirse nos obligó a separarnos de golpe...

-¿Iban a besarse?- rió burlón el castaño. Ross tiraba destellos fulminantes por los ojos, Rocky volvió a reir. Rodé los ojos- Okey, como sea... Venía a preguntarles...- dejó la oración a la mitad, fijando su vista en la televisión- ¿Es la película de Phineas y Ferb?- sonrió emocionado- ¡Yo quiero!- saltó a la cama, sentándose al lado de Ross, el cual bufó cansado y pasó su brazo por mis hombros. Comenzamos a ver la película, y tranquilamente recosté mi cabeza en el pecho de mi estorbo, aspirando su varonil aroma, sintiéndome instantáneamente mejor. Besé levemente su cuello y pude sentir como se estremeció, sonreí por su reaccionar, y lentamente fui perdiendo el conocimiento...

Nosé cuanto tiempo pasó, pero desperté al lado del rubio, en mi rostro nacía una satisfactoria sonrisa. Miré a los lados y no encontré a Rocky. Levanté mi vista, y tal como me lo imaginaba, yacía en el suelo...

Ross comenzó a moverse lentamente.

-Oye, hay que levantarse, tenemos que ir a clases- susurré en su oído.

-Diez minutos más, pequeña- suspiró entre sueños, tomándome por la cintura, reí.

-Nada de diez minutos más- él bufó- Si quieres te doy un premio...- ronroneé cerca de su rostro. Automáticamente abrió los ojos, tomándome suavemente de las caderas.

-¿Lo prometes?- sonrió. Asentí feliz.

-Sí, pero solo si llegamos a la hora- lo apunté con mi dedo.

-Okey...- besó mi nariz, para después pararse, apenas se bajó de la cama, su cuerpo colisionó con el suelo... Reí como loca y me acerqué, observando a los Lynch, ambos tomándose la cabeza, adoloridos.

-Torpe, ten más cuidado- se quejó Rocky.

-¿Quién es el torpe que duerme en el suelo?- espetó el rubio. Simplemente negué con la cabeza, parándome, podía escuchar como discutían, pero no me preocupaba, sabía que en media hora estarían bien... Salí del cuarto, entrando a mi ducha, para tomar un relajante baño.

Me vestí con un jeans claro, una blusa azul y mis converse. Dejé mi pelo secarse al aire, para que se formaran mis típicas onditas, me maquillé natural, y bajé.

-Hola, familia- sonreí a los dos hermanos ya vestidos que comían... O más bien devoraban, Ross ya estaba por terminar, y cada cierto tiempo golpeaba la espalda de Rocky, apurándolo. Al lado del rubio, un té con tostadas me esperaba. Sonreí por la dulce acción y me acerqué.

-Hola- hablaron los dos con la boca llena. Negué divertida, comenzando a comer. Después de media hora, salimos, montando a Goofy, yo conducía, Ross atrás mío, y en sus piernas, el castaño temblaba cada vez que aceleraba la velocidad.

-No es que no te quiera pero... ¿Por qué vienes con nosotros?- pregunté extrañada. Antes de que me pudiera contestar, mi rubio interrumpió.

-¿Enserio crees que lo dejaré solo en casa?- preguntó obvio. Solo reí y seguí conduciendo.