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Capítulo 15: Ya verás

Sentí un calor en mis mejillas, abrí mis ojos, me encontraba mirando la ventana. Eran las 8:30 y teníamos clase a las 10:00, agh, no quería ir a la universidad... Me senté en la cama y me encontré la sorpresa más hermosa del mundo, pero al mismo tiempo me sentí pésimo. Ayer le pedí que se quedara hasta que me durmiera. Sonreí. Creí que se iría apenas cerrara mis ojos, y no, se quedo esperando hasta que entrara en sueño profundo. ¿Existía algo más tierno? Laura se encontraba a los pies de mi cama, en posición fetal, pobre, debe estar muerta de frío...

Me levanté y me acerqué hasta donde se encontraba el ángel. Le acaricié suavemente la mejilla, después besé ésta. Ella rió y poco a poco comenzó a moverse, restregando sus ojitos hasta abrirlos.

-Hola, rubio- dijo sonriendo para después bostezar. Abrí mi boca para contestar pero de ésta no salió un mínimo ruidito. Me toqué la garganta mientras Laura se sentaba en la cama- No puedes hablar, ¿Verdad?- asentí extrañado. Ella rió- Acuéstate, vuelvo enseguida- me ordenó y salió de la habitación tocándose la espalda. Claro que estaba adolorida, soy un idiota. Me acosté resignado y me tapé con las mantas. Al cabo de un cuarto de hora se apareció por el umblar de la puerta una Laura vestida con un jeans oscuro, una blusa de tiritas azul, una chaqueta de mezclilla sin mangas y sus vans negras, tenía un termómetro en la mano y en la otra traía una bandeja con jugo, tostadas y una cajita.

-Toma, Rossy- me dejó la bandeja en la mesita de noche. Module un gracias. Ella sonrió y me puso el termómetro, esperamos unos tres minutos hasta que lo sacó y por su expresión pude notar que yo no me encontraba bien- Ross, tienes 39° de temperatura. Eso es mucho- me toco la frente- Ten, tómate esto- tomó la caja que descansaba en la bandeja, sacó una pastilla de ella y me la entregó junto con el jugo. Sin siquiera ver lo que era me la tragué, confiaba plenamente en Lau, ella podría estar dándome veneno, pero si de sus manos venía, para mi era como un sello de aprobación. Modulé otro gracias y ella volvió a sonreír- Está claro que no irás a clases- asentí- Ross, me tengo que ir, en la cocina te dejé el almuerzo, vuelvo a las 17:30. Hablamos por WhatsApp- besó mi frente- Cuídate mucho, te... -rascó su ceja, nerviosa- Te quiero- sonreí y formé un corazón con mis dedos, ella rió-Adiós- y salió por la puerta.

El resto de la mañana la pasé viendo televisión, comiendo y durmiendo. Bajé, calenté el almuerzo, y me senté en el sofá, a seguir vagando y viendo TV, pero en la sala de estar. Estoy muy, muy, muy aburrido.

-¡Estoy aburrido!- grité un poco aunque nadie me escuche. Esa cosa que Laura me había dado era mágica, puedo hablar otra vez. Eran las 17:00, la llamaré. Saqué mi teléfono y marqué el número de ♡♡♡Estorbito bonito♡♡♡. Siempre la he tenido así, con los corazones y todo, desde antes que me empezara a gustar y claro que ahora no lo cambiaría. A los dos pips su melodiosa voz se escuchó.

Llamada telefónica:

-Ross, ¿Cómo te sientes?- me preguntó dulcemente.

-Mejor, puedo hablar- dije algo débil, todavía hablaba bastante grave y con voz gastada.

-Que bien, oye, vístete y estate listo a las 17:30- me dijo algo nerviosa.

-¿Mmm, para qué?- pregunté extrañado.

-Es sorpresa- rió agudamente.

-Okey, adiós, preciosa- le dije coqueteando.

-Adiós, rubio- ella dijo riendo para después colgar.

Genial, saldría con Laura. Me duche y me vestí con un jeans rasgados y una polera blanca. Me puse algo de perfume, me miré por última vez al espejo y bajé justo cuando ella entraba por la puerta.

-Hola, hermosa- solté tosiendo. Wow, si que estaba resfriado. Ella beso mi mejilla. Era como si no le importara contagiarse, sonreí por eso.

-Hola, Ross, ¿Listo para nuestra salida?- preguntó codeándome. Le giñé un ojo.