Capítulo 45: Sonreímos

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Me giré dispuesta a conciliar el sueño, cuando unos ruidos provenientes de la planta baja distrajeron mi atención. Escuchaba la voz de Ross algo alterada, pero no podía distinguir correctamente sus palabras.

Me incorporé en la cama, dispuesta a bajar, pero un fuerte portazo me asustó. No pasaron ni dos segundos para volver a ver la figura del rubio en el cuarto, como siempre con su linda cara de idiota.

-Hola- sonrió.

-Hili- dije con voz de ardilla, molestándolo- ¿Quién era?- pregunté confundida y riendo por mi propia inmadurez.

Hizo un ademán, restándole importancia, para después acercarse, tomándome por la cintura y juntando fugazmente mis labios con los suyos. Se metió a la cama y palmó a su lado, como si llamara a un perro. Lo miré mal, le tiré un almohadón y me enredé entre las mantas, subiéndome arriba de él.

-Ross- sonreí. Él posó sus manos en mis caderas, dando suaves caricias a estas- Ya dime quién era...- dije impaciente.

-Era alguien que no importa, insecto. Ahora bésame- se acercó sonriente.

-Shor...

-Era el conserje, Laura- dijo rápidamente.

-Ah...- reí- Que molesto no poder estar tranquilos ni un día- Me acerqué lentamente, hasta acoplar sus labios con los míos.

No habría pasado más de un cuarto de hora cuando nos dimos cuenta de que el sueño se había fugado de nuestros cuerpos, por lo que nos quedamos conversando, riendo, tonteando, golpeando, tirando al rubio de la cama, ya saben, lo normal. La tenue luz de la luna que se colaba por la ventana daba un ambiente algo lúgubre, pero se contrarestaba bastante bien con los chistes del Ross, dejando la situación bastante ridícula. Como siempre.

-Mmm, deberiamos dormir- soltó riendo. Suspiré al tiempo que él terminaba la frase.

Imité su reciente acción.

-La verdad no tengo ganas de dormir- hablé como pequeña niña de 6 años.

Me miró con una extraña sonrisa bailando entres sus labios.

Suspiró.

-Si quieres podemos escuchar algo de música- sugirió mientras retiraba un mechón de cabello que descansaba en mi rostro. Asentí abriendo exageradamente mis ojos.

A los cinco minutos el computador estaba prendido sobre la mesita de noche, con una lista de Youtube puesta. Como yo la había escogido, y me encontraba bastante cansada, elegí algo tranquilo, partiendiendo con Fix you de Coldplay.

Ross repartía pequeños besos en mi cabeza y cuello, enternecida lo miré mientras mis brazos se encontraban enrollados en su torso. Me observó y de a pronto comenzó a acariciar mis cejas, dejándolas parejas, sus dedos viajaron a mis pómulos, los cuales acarició con delicadeza. No despegué mi achocolatada mirada de la suya por unos segundos más, y sin alguna explicación, un nudo apretó mis estómago ante la idea de perderlo. No sé cuanto tiempo esa idea rondó por mi mente.

-No vas a perderme, Laura- susurró sobre mis labios.

Abrí mis ojos como platos.

-¿Cómo?...

-Yo también te miró así, mi amor. Es inevitable- dijo sin dejar de ocupar su casi inaudible y suave tono- Me asusta esa idea, pero no puedo evitar mirarte así a veces. No te quiero perder, Lau. No puedo, no podría.

No dije nada, solo lo besé. Lo necesitaba en ese segundo.

Pasaron cinco minutos y el ambiente se había tranquilizado un poco. Fue un momento lindo pero, d everdad estaba muy feliz como para volver a los miedos y dudas.

Era un beso lento, tierno y tranquilo, digno de película romántica.

En estos momentos sonaba Crazy de Aerosmith, lo que le daba un interesante ambiente a la situación. Ross tarareaba la canción entre besos, haciéndome seguirlo, y sonreir bastante. Sus manos recorrían la totalidad de mi espalda, mientras que las mias se centraron en su cuello y los mechones de cabello cercanos a este.

-I'm losing my mind, girl, 'cause I'm goin' crazy- cantamos al unísono, cerca de que la canción terminara. Reí y seguí besándolo.

-Te amo- solté entre susurros, con la respiración algo agitada.

-Yo también- respondió de la misma manera.

Sus manos volaron hacia mis piernas, comenzando a esparcir caricias por la piel del sector, volviendome loca. La canción se fundió y comenzó a sonar "I Wanna Be Yours" de Arctic Monkeys.

Elevé las cejas pícaramente, él rió y elevó una mano hasta posarla en mi mejilla, haciendome sonreir. Me acerqué y estampé mis labios sobre los suyos, mordiendo ligeramente el inferior del rubio.

Ross no se demoró en reaccionar. Al tiempo que su boca comenzaba con suaves movimientos, una de sus manos subió hasta mi mejilla, proporcionando suaves caricias a estas, como si las ahuecara lentamente, enterneciéndome. La otra permaneció en mi cadera, sin hacer nada más que estar ahí. De manera imprudente, mis manos bajaron rápido hasta el final de su camisa, la cual subí sin permiso, pasando mis dedos sobre la tibia piel de su abdomen y con cada movimiento elevándola más. Me separé lentamente, clavando mi mirada en la suya. El rubio me regaló una sonrisa y se incorporó en la cama, apoyándose en el respaldo de esta, dejándome sentada a horcajadas de él. Sin despegar sus ojos de los míos retiró su camisa y yo tuve que hacer un esfuerzo para ahogar un contenido suspiro. No podía negar que me fascinaba tenerlo así. Volvió a posar sus manos en mis caderas y me acercó -aún más si es que era posible- a su cuerpo. Como lo que yo tenía puesto era simplemente una vieja camisa blanca de Ross y mi ropa interior negra, él adentró sus manos por debajo de mi espalda, haciendo un pequeño recorrido por allí, con sus pulgares en mi abdomen. De a poco el beso comenzó a elevar su intensidad, y quedó demostrado cuando el chico de ojos mieles bajó sus manos hasta mi trasero, tomándome por sorpresa, pero al mismo tiempo llenando mi cuerpo de una extraña pero placentera sensación. Un pequeño ruido escapó de mi garganta y solo allí caí en cuenta de la manera en que nuestros cuerpos se movían. De un momento a otro mis dedos llegaron a la parte baja de mi camisa y sin nada más que hacer la retiré. El dulce miel de los ojos del rubio de apoco se convirtió en un hermoso negro azabache y no pasaron ni dos segundos cuando sus manos me tomaron por la cintura, dejándome abajo suyo.

-Ross yo...- me interrumpió.

-Laura tranquila, pararé- soltó con la respiración igual de agitada que la mía.

Sonreí.

-Te iba a decir que cerraras la puerta del cuarto, los chicos tienen llave, ya sabes, por cualquier cosa- solté entre alcerados susurros.

Él abrió los ojos como platos.

-Lau...- susurró.

-Solo bésame- sonreí.

Sonreimos.


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⏰ Last updated: Jul 28, 2017 ⏰

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New feelings  ||Raura|| #RauraAwardsWhere stories live. Discover now