Capítulo 5: Mi ángel

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Me encontraba en un bosque. Grande, hermoso, acogedor y lleno de tonos verdes, cafés y rojizos. Decidí adentrarme y comencé a caminar. Una vez en el interior divisé una linda cabaña de madera. Era simple y pequeña, pero muy hermosa. A sus alrededores logré ver una laguna, grande y al parecer profunda, también unas lindas flores silvestres.

Alto... Yo ya he estado acá. Giré la cabeza y me aventuré a entrar a la cabaña. Adentro habían dos infantes, un pequeñito y una hermosa niña, ambos de unos tres años, se encontraban solos, aunque se veían muy felices. Jugaban con unos peluches y con plastilina. De pronto me sentí ahogado, no sé porque. Salí a tomar aire y repentínamente me puse feliz, relajado. Entré otra vez y los dos pequeños ya no estaban. En su lugar, dos niños de unos ocho años peleaban, ambos llorando. Al parecer eran los mismos niños de la imagen anterior. Me sentí muy triste, tanto, que tuve que salir. Lo hice, respiré, me relajé, pero la tristeza no se iba. Una vez dentro, otra vez, los mismos niños, ahora de unos trece años, reían plácidamente. El joven, un rubio de ojos mieles, miraba a la chica castaña, de poca altura y ojos grandes, con dulzura, y como no, su risa enternecería a cualquiera. Me puse a reir con ellos, al parecer no me veían, seguían riendo, aunque ninguno decía siquiera una palabra. Estaba tan cómodo en esa situación, pero por alguna razón me dieron ganas de salir. Ya afuera, me acerqué a la laguna, me miré y sumergí la cabeza, cuando el agua relajó todo mi rostro, salí. Me adentré una vez más a la casa, pero el rubio ya no estaba. Solo estaba la linda castaña, un poco más alta, de espaldas, su cabello le llegaba hasta la cintura. Tenía un hermoso pelo. Ella se veía de unos diecinueve. De pronto se giró, me vio y dijo:

-¡Ross!- era... era Laura.

Su hablar se expresaba con tanta alegría, que me dejó escapar una estúpida sonrisa. Laura se lanzó a mí, posando sus manos en mi cuello, automáticamente puse las mías en su cintura, nos miramos hasta que ella volvió a hablar.

-¿Y mi beso?- preguntó con una pícara sonrisa, acto por el cual me confundí más, si era posible. Se acercó, a una distancia anormal para un par de amigos. Me sentí tan raro, se sentía... bien. Estaba a punto de juntar nuestros labios cuando de pronto se separó lentamente, aunque sin soltarme- Ross, Ross, Ross...

-¡ROSS!

Escuché su grito, miré alrededor, estaba en mi cuarto, Lau se encontraba arriba mío. Fue un sueño.

-¿Laura?- pregunté extrañado.

-No, Hannah Montana- dijo sarcástica.

-Haha, chistosa- solté algo molesto y confundido, ¿qué diablos sueño?

Wow, tus palabrotas son de las peores... ¿diablos? Ross lávate la boquita con agua y con jabón.
¡¿Por qué?! Estaba tan bien sin ti.
Jaja, yo también te quiero.
Cállate ahora...
No.
Si.
No.
¡QUE SÍ!
Ok, ok.

-Perdón pero son las 7:00 AM.

-Ay, no...- hablé perezosamente, mientras ella se bajaba de encima mío. Se recostó a un lado para después darse una vuelta, dándome la espalda. Estaba por levantarse cuando la abracé por la cintura. Rió un poco mientras yo enterraba mi cabeza en su pelo- No quiero- solté aspirando el delicioso aroma a hierbas que me entregaba su cabello.

-Ross, hoy es nuestro último día antes de irnos. Mañana es miércoles y nos van a dar libre al igual que jueves para preparar todo ya que el...

-Viernes nos vamos, lo sé, lo sé- ella rió- Laura, ¿tú me quieres?

-Lejos, Ross, lejos...

Se giró quedando frente a frente. Puse carita triste, por lo que besó mi mejilla. Creo que puse una estúpida cara ya que Lau me miró extrañasa y soltó una sonora carcajada- Ya suéltame, hay que prepararse para las clases.

New feelings  ||Raura|| #RauraAwardsOnde histórias criam vida. Descubra agora