Capítulo 40: UN MAL CHISTE

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En menos de quince minutos ya estábamos reunidos afuera de "A.M." el club más conocido de Littleton.

-Okey...- hice que me escucharan. Todos voltearon.

Nadie volteó.
Hazle un favor al mundo y CÁLLATE.
Ok, ok.

Después de otro par de intentos más, logré llamar la atención de esa manada de mundanos. Me aclaré la garganta.

-No quiero que tomen de más, nos encontraremos aquí a las 2:30 A.M. y por favor...- no pude seguir hablando, ya que ni un alma vagaba cerca. Bufé molesto y me dispuse a entrar.

La música retumbó en mis oídos como hace ya tiempo no me sucedía.

¿Tiempo? En tu vida te habían invitado a una fiesta.
Eso no es... Del todo cierto.
Ajá, sí...
¡Ash! Fuera ya...

Luces de todos colores mezcladas con un cegador humo de fantasía, le daban al lugar el perfecto toque de un buen reventón. Me introduje en el espacio, pasando entre la masa de cuerpos bailando, como si fuera el fin del mundo y llegué hasta la barra, en donde Riker, Vanessa, Rydel y Ellington bebían algo.

-Nadie me escuchó...- hice un puchero, por lo cual mi hermana rió.

-Viejo...- Rat palmeó mi hombro- Podemos cuidarnos solos.

Lo miré con una de mis pobladas cejas alzadas.

-Okey- rió- Pero no seas aguafiestas, solo mira a tu alrededor.

Me tomó del brazo y con el otro señaló el lugar.

-Buena música, bebidas...- observé como Ryland bailaba con Savannah y Laura. Sonreí- Todos bailan... Rocky está arriba de una mesa- hice una especie de giro con mi cabeza, casi como el de Chuki, hasta observar al castaño, bailando extrañamente sobre un mesón- Oh, no...- exclamó, al seguir viéndolo.

Me acerqué y entre Riker, Ellington y yo lo bajamos...

Ay, hermano.

-Aburridos...- habló como un pequeño y corrió a la nada, desapareciendo entre la multitud. Mi cabeza negaba a la par de las del resto del grupo.

-¿Pueden creerlo?- suspiré mientras me giraba, para darme cuenta de que le hablaba a la nada.

No seas así con la nada... Es la única que siempre te soporta.
¿Por que tienes que ser tan hiriente?
Nenita.
No te voy a escuchar.
Ya, ya.

Tomé aire, me pasé la lengua por mis dientes superiores y asentí para mi mismo. Luego de un rato, aún solo... decidí beber algo.

-¿Me das una cerveza?- le pregunté al barman. Sus cejas se unieron, en una extraña mueca de confusión.

-Chico, no le vendemos alcohol a gente de dieciséis años y... ¿Cómo diablos entraste?- preguntó sorprendido.

ESTO DEBÍA DE SER UNA BROMA.

UN MAL CHISTE.

-Tengo diecinueve...- gruñí con el tono mas molesto que pude haber encontrado.

-Aja, sí y yo llegaré a casa hoy y me estarán esperando tres modelos de Victoria's Secret.

Rió. Era como si esa estruendosa y desagradable carcajada hundiera mi orgullo cada vez más.

-No estoy de broma, de echo cumplo veinte en...- bufó y salió de detrás de la barra, me tomó del cuello y de un solo tirón me llevó a la entrada, donde un macizo guardia reía levemente.

-¿Cómo entró el chico?- preguntó divertido.

¿Y este mastodonte cuando demonios había llegado?

New feelings  ||Raura|| #RauraAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora