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Capítulo 8: Vejiga de ardilla

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Eran las 8:35 AM. Habíamos desayunado en el aeropuerto con Calum, Raini y Laura.

¿Para que lo dices? Todos sabemos que no tienes más amig...
Terminas la maldita frase y...
Okey...

Como decía, comimos y ahora el vuelo estaba partiendo. Me encontraba sentado solo, sip, solo ya que Calum y Raini quisieron sentarse juntitos, y Laura no quería irse sola. Además ya les aviamos dicho a los chicos lo de la broma. Y eso no era lo mejor de todo *nótese el sarcasmo*, adivinen quien venía con nosotros... Por si no adivinaron es la viejita del cine, así es, la del bastón. Estúpido bastón...

-Si te pones a gritar otra vez, te juro que te tiro por la ventana- habló de la nada la loca de la anciana.

-Para mi también es un placer viajar con usted...

Ella rió sin humor.

-¿Y tu novia, la linda castaña?- preguntó más calmada. Estoy seguro de que mi cara se torno de un rojo pasión...

-Es mi amiga, está un asiento más adelante y, ¿cómo que linda? Usted la odiaba.

-Sí...- alargó en un suspiro- Pero después te conocí, supe que eran amigos y la pelinegra me dijo que vivían juntos... y no sé- dijo calmadamente- Sentí lástima por Laura- terminó su insulto con una mirada de asco hacia mi persona. Esa vieja me odiaba. Escuché la risa del enano de jardín. De pronto se giró y miró a la anciana.

-Gracias, Gretchen- hizo un choqué de palmas especial con la señora. Un saludo de loca a loca.

-Denada, Laura- dijo con una amistosa sonrisa. ¿QUÉ? ¿Y esto cuando pasó? Laura sonrió y se giró nuevamente. La anciana seguía sonriendo hasta que se dio vuelta, me vio y la sonrisa se le cayó. Literalmente. Se puso sus audífonos y cerró los ojos. Me dispuse a mirar por la ventanilla. Me aburrí fácilmente y me dieron ganas de ir al baño.

Vejiga de ardilla.
¡¡¡Te callas ahora o te pongo un calcetín en la boca!!!.
Mmm, el calcetín suena tentador, pero... Me quedo con la primera opción.
Bien.

-Laura, voy al baño- solté en un susurro.

-Cool, ¿te aplaudo?- dijo la muy... Reí sin humor.

-Sí por favor- respondí sarcástico.

-Okey- se encogió de hombros- ¡¡Pasajeros, mi amigo Ross, el rubio que está al lado mío- me señaló- ira al baño!! ¡¡Cordialmente espero que todos cooperen con un fuerte aplauso!!- todos comenzaron a aplaudir mientras reían y me gritaban "¡Suerte!" Salí rápidamente más rojo de lo común y entré al baño. Bueno, hice lo que tenía que hacer. Pero... ¿Porqué siempre tiene que haber un "pero"? La inútil puerta no abría, simplemente estaba atorada. Comencé a golpearla fuertemente, pero lo único que conseguí fue chocar contra la pared del diminuto baño...

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Ross tardaba demasiado. Talvez estaba enojado por lo que pasó, puede que esta vez me haya pasado... Aún así reí para mis adentros.

-Chicos, el idiota tarda mucho, lo voy a buscar- Calum asintió y Rai movió pícaramente sus cejas. Solté una sonora carcajada. Caminé por el pasillo hasta llegar a la puerta del baño. Toqué, toqué y nada- Ross, ¿Estás allí? Soy Laura, abre- de nuevo lo mismo, nada de nada. Golpeé fuertemente, como 20 veces hasta que la infernal puerta se digno a abrir, dejando ver a un rubio morado, sentado en el W. C- ¡Lynch!- grité aterrada. Mi Ross no despertaba. Concluí en que estando aquí más de 15 minutos y con lo asustadizo que es, ahhh... Había olvidado que la florecita es claustrofóbica. Oh, no. Me acerque y le mojé el rostro- Despierta Ross- NADA. Opté por sentarlo derecho en el inodoro y cerrar la puerta. Me senté en sus piernas y lo observé, indefenso. No sentía ganas de burlarme ahora, es más, estaba muy preocupada. ¿Qué hago? Revisé su pulso. Todo en orden. Pensé y pensé...