Capítulo 44: Tranquilos

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-La...Laura- la voz del rubio sonaba preocupada.

-Cállate que ya me di cuenta.

Automáticamente nos enderezamos en los asientos, abrochamos los cinturones, para después tomarnos las manos. Las luces comenzaron a funcionar intermitentemente, dejando un ambiente algo inquietante. Las turbulencias no tardaron en hacerse notar, por lo que la presión ejercida por la mano de Ross aumentó sobre mi palma.

-Emm, buenas tardes, tenemos problemas con el motor, el segundo motor no responde y la torre de control nos ha autorizado a aterrizar en un campo cercano. Rogamos no perder la calma el tiempo que la operación dure y sin mas que decir, muchas gracias por la comprensión.

Que lindo, precioso, maravilloso.

-¿Laura?... ¿Esto es peligroso?- clavé mi mirada de arpía en sus ojos.

-No...- alargué- ¿Sabes? Es un juego. Al avioncito le gusta dar vueltitas, Rossy- solté con sarcasmo. Él solo me miró mal.

-Estimados pasajeros...- la temblorosa voz de la azafata se notaba claramente por el altoparlante- Los motores no responden bien y el contacto con la torre de control está interferido. Si hay alguien aquí que tenga mínimos conocimientos en aeronáutica, se le solicita su presencia en la sala de comando. Lamentamos mucho el inconveniente pero hacemos todo por mejorar la situación.

-¡Laura....!- chilló mi princesa.

-¡Ya, shh!- tapé su boca con mi mano- Iré a ayudar.

-¡¿Qué?! ¡¿Acaso estas loca?!- preguntó exaltado.

-Sí, pero eso no va al caso, amor- sonreí divertida, intentando tranquilizarlo.

-¡Tu no sabes nada de aviones!

-Claro que sé, ¿no recuerdas el curso que tomé?

-¡Era de videojuegos, Laura!

-Pero era un juego de volar...- expliqué recordando ese bendito y ridículo curso. Lo había tomado hace dos años, con Rocky... el maldito siempre me ganó.

-¡Laura, era de volar sobre un pájaro enorme!- lloriqueó asustado- Moriremos...

-¡No es cierto! Era de pilotear a un Dodo- coloqué una mueca triste.

-¡Ellos ni vuelan!- sus ojos me observaban agrandados y la presión de su mano contra la mía no ayudaba a la situación.

-¿¡Qué interesa!?- chillé- ¿Ves a alguno de estos inútiles intentando algo?- pregunté señalando a todos los pasajeros, sentados con sus teléfonos.

-¡Oiga, señorita! Un poco de respeto- habló un calvo señor a nuestra derecha.

-¡Pídale respeto a los que vayan a su funeral una vez que nos hagamos polvo en esta mole!- protesté molesta.

Sin esperar respuesta de nadie, ni de la princesa de Ross, caminé por el pasillo y me adentré a la cabina. Me sentía como en una película.

-¡Señorita! ¿Tiene algún conocimiento en aeronáutica?- preguntó el copiloto observándome esperanzado.

Sonreí.

-Si dos años jugando partidas de "DodoFly" con el hermano de mi novio no es suficiente, no sé qué lo será...

Los rostros de los pilotos se desfiguraron.

-¿Tienen algo mejor?- elevé una ceja al tiempo que las turbulencias se intensificaban.

-Siéntese y vea que hacer...- suspiró la azafata.

Me encaminé a la silla y me incliné hacia los controles. Botones y más botones de distintos colores, formas y tamaños. Había uno grande, rojo bermellón y que tenía la palabra "Emergencia" escrita en el centro. Lo apreté a la par que el piloto me miraba aterrorizado. Una especia de bocina comenzó a molestar a nuestros oídos.

Un sonido entrecortado.

El mismo ruido.

Ellos sonrieron al tiempo que una nueva voz en el lugar se hacía oír.

-Torre de control, al habla.

-¡Gracias al cielo!- gritó el copiloto. Lo miré mal.

-¡Gracias a mí!- dije molesta.

Una de las azafatas me abrazó, mientras que el resto aplaudía.

-Ve a sentarte, muchas gracias por todo- habló uno del equipo.

-De nada, era muy sencillo. De hecho... no entiendo como no pudieron solos- solté una risa burlesca- Inúti...- me interrumpieron.

-Okey, castaña. Gracias, por favor ve a tomar asiento. Ya esta todo bien.

Me sonrieron. Volví a reir y salí, caminado hasta llegar a mi silla. Los ojos mieles del rubio me miraban expectantes.

-Está todo bien, son más inútiles que tú y Rocky juntos.

-¡Hey!- me abrazó- Pequeña idiota... hasta en esto me salvas- percibí un suspiro de su parte.

-Tranquilo- me separé y lo miré a los ojos- Siempre te cuidaré.

-Eso lo dice el chico- hizo un puchero.

-Mmm, no. Ya deberías haberte dado cuenta que en esta relación es distinto.

-¿Tu eres el protector chico guapo?

Reí.

-Yo...- enfaticé- Soy yo. Y tú... eres tú. Así funciona.

Solo cerré los ojos al tiempo que unos suaves labios besaban mi frente.

**********

-¡Hogar, dulce hogar!- gritó Rose, tirándose al suelo, con los brazos alzados al cielo. Solo reí al tiempo que dejaba mi maleta en el sofá. Cerré la puerta y observé al rubio; su mirada apuntaba a la estratósfera.

Me agaché y recosté mi cabeza en su abdomen. Era muy baja la luz en el cuarto, puesto que las luces permanecían apagadas y la única lumínica era la que entraba por la ventana. La hermosa luna sobre el magnifico negro azabache del cielo estrellado.

Me miró profundamente e imité su acción. Elevé mi cabeza, a punto de preguntarle qué le pasaba, cuando lo único que pude ver fue su rostro cerca del mío. Un beso.

Sus manos se aferraron a mi espalda baja, mientras que mis dedos se enredaban en su cabello. Ladeé la cabeza al tiempo que profundizaba el beso, cuando él me elevó, hasta quedar sobre sus piernas.

-Ross...- susurré.

-Mmm...- un sonido fue lo que percibí a modo de respuesta. Reí.

-Te quiero...

Sentí su sonrisa sobre mis labios y un colado suspiro se escapó de su boca.

-Y yo a tí.

No se necesitaban palabras. Éramos él, yo y la alfombra. Típico. Lo que más amaba de esta relación- aparte del chico de ojos mieles y sonrisa traviesa- era la originalidad y espontaneidad con que sucedían las cosas. Perfecto a nuestro modo.

Al cabo de una hora ya habíamos ordenado todo. El rubio preparaba la cena, mientras que yo lo observaba desde el sillón principal. Preparaba con una parsimonia impresionante unas hamburguesas.

-¿Que tanto miras?- rió. Fijé mi vista en sus dulces de miel, divertidos.

Me paré y lentamente caminé hacia él, sin despegar mi vista de su silueta.

-Veo... la manera en que tus pómulos se contraen mientras picas la lechuga, por miedo a cortarte. Tu rara mueca cuando algo te sale mal, la tienes desde jardín de infantes, cuando no podías dibujar bien un círculo- reí mientras susurraba- me gusta como entrecierras los ojos a la vez que observas el grosor del pan y tu mirada se entretiene.

-Wow... Laura- me miraba asombrado y con una pequeña sonrisa de lado.

-Y esa curva es la que pones cuando algo te sorprende o te... gusta. Y a mi- me acerqué y lo besé cortamente- me gusta que la pongas.

Sonreí ampliamente.

**********

El reloj marcaba las 23:45  al tiempo que cepillaba mis dientes, molestando a Ross, que estaba haciendo lo mismo.

-¡Déjame escupir tranquilo!- gritó divertido.

-Es lo más lindo que me has dicho- me limpié una lagrima falsa.

Rió.

Luego de un rato- y ya metidos en su cama- conversábamos de temas al azar. Nuestras piernas entrelazadas, mientras que jugaba con sus pies. Sus manos en mi espalda baja, proporcionando suaves caricias a este sector de mi cuerpo. Mis dedos jugaban con su labio inferior y sus ojos se encontrabas estancados en los míos. Me acerqué para cortar la distancia entre nuestros rostros, cuando el timbre sonó.

-¿A esta hora?- soltamos en un mismo gruñido.

-¡Solo una!- chilló- ¡Una noche tranquila con mi novia! No es tanto pedir.

Lo miré divertida.

-Solo anda- reí. Noté como se paró de la cama y salió por la puerta.

Y la verdad, él no era el único que deseaba estar juntos... Tranquilos.

No me odien, yo los amo♡ :(((((








New feelings  ||Raura|| #RauraAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora