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Capítulo 41: Por confiar en mí.

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Mis ojos no podían despegarse del chico. Literalmente al ver esa sarcástica, arrogante y engreída sonrisa, a mi mente llegaban los recuerdos de todo el tiempo que pasamos juntos, de cuan "enamorada" estaba de ese hombre. Pero al mismo tiempo una dosis de rabia e impotencia comenzaba a causar estragos en mi pecho. Quería golpearlo. Quería decirle lo imbécil que había sido al solo enamorarme por eso. Por una noche. Y por engañarme al no haberle dado lo que deseaba. Estaba harta... ¿Cómo era posible que una persona te pueda arruinar todo el momento con solo verlo? No lo sé, pero todo lo que anhelaba en estos momentos era empujarlo, golpearlo y gritarle una buena parte de las palabras que Gretchen me ha enseñado. Pero me controlé, enfrié mentalmente mi cabeza, agarré con algo de nervios el brazo de Christian y nos saqué. Sí. Entablaría una conversación normal con él y aclararía las cosas. Antes de salir totalmente le eché una tranquilizadora mirada a Ross, que solo observaba algo (muy) preocupado la situación.

Una vez fuera, suspiré, me mordí la lengua y posé una de mis manos en mi cadera.

-Sería bueno hablar- dije cortante.

-Prefiero hacer otra cosa con la boca- me giñó un ojo, coqueto, mientras en mi rostro crecía una montaña de asco.

-Ehh, no. Prefiero hablar, ¿sabes hacerlo?- pregunté divertida.

-Sigues con ese mismo humor sarcástico, ¿eh?- apoyó su espalda en un muro. Noté como a lo lejos ese tal Karl, con alguien a su espalda nos observaban. Y ese "alguien" no era tan difícil de descubrir, siendo que esa paja amarilla chillón al que llama pelo, resaltaba en toda la cuadra. Sonreí levemente observando su torpe intento de espionaje- Me recuerdas a mí- soltó calmado. Inmediatamente giré mi rostro hasta que ese par de ojos que hace unos años me traían de cabeza encajó con mi mirada.

-No vuelvas a decir algo así- soné firme. Él solo rió, estaba por golpearlo, pero me detuvo, tomándome de la mano, bruscamente lo solté- Jamás sería como tú- lo miré con desprecio- Jamás he sido como tu y jamás en la vida voy a ser como tu. Yo no juego con el resto, no vivo pensando en el sexo y no soy una imbécil que engaña a su novio con cualquier cosa viviente con un par de piernas que den un buen tiempo de diversión. Eres un maldito jugador que solo busca una noche.

Cody me miraba atento, asombrado y enojado.

-Eres un estúpido y nunca en la vida estaría con alguien como tu. Enserio lo lamento por Charlotte. Ella es millones de veces mejor que tú. No la mereces- parecía que iba a golpearme, pero llegó Ross Shor Lynch al rescate, agarrando su brazo y alejándolo bruscamente de nosotros.

-Le pones una mano encima y te juro que no la cuentas- gruñó muy cerca de su rostro.

-Sigue hablando, rubio, pero déjame ir por un lápiz, para anotarlo en la lista de cosas que no me importan...- escupió molesto- Son unos infantiles e ingenuos. Preciosa...- me miró- ¿Quieres seguir hablando?

Suspiré.

-No- se adelantó un firme Ross.

-Sí- lo miré algo temerosa.

-Pero Lau...

-Tranquilo, solo serán unos minutos.

Acaricié levemente su mejilla.

-Bien...- soltó Cody- ¿Harías el favor de irte?

-Eres un... - gruñó, pero rápidamente lo interrumpí.

-Ross.

El rubio me miró, bufó y se encaminó en dirección a Karl, le dijo algo, este asintió, y entró. Ni siquiera quedó mirando o espiando como lo haría normalmente.