¿Tú otra vez...?

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XXIII

Luego del incidente con la cabeza mecánica y un disgusto por el repentino cambio de humor del cargador, Mordecai y Rigby se dirigieron a la cafetería. Ser dirigidos por el peliverde para montar las pesadas cajas en el camión, les había causado un molesto ardor en el estómago. El restaurante estaba en su tope cuando llegaron pero claro, era el menor de los problemas para Mordecai. 

Mordecai: ¿Ves a Margarita en alguna parte?

El peli azul desvió la mirada hasta el punto mas recóndito del restaurante mientras agitaba a Rigby de un hombro para que lo ayudase a buscar. Simplemente no conseguía localizarla con tantas personas a su alrededor. Rigby, aborrecido de su ridículo entusiasmo, comenzaba a molestarse.

Rigby: *desviando la mirada al cuarto de limpieza* Está por allá... Iré a comer algo ¿vienes?

Mordecai: Tal vez luego *distraído por verla* primero iré a saludar a Margarita.

Rigby: ¿Quieres que te guarde un asiento?

Eileen: Eso será algo imposible *aparece de repente* Cuando ven uno vacío, la ocupan al instante.

Rigby: ¡Hola Eileen! *animado por verla* Sé que tú resolverás esto. Mesa para dos.

Eileen: Lo siento, Rigby, las mesas son compartidas *desilusionada* pero hay algunos asientos libres, igual los atenderé a la vez. No recomendaría las mesas *seria*, algunos sujetos son muy extraños. 

Rigby: *suspiro* Bueno, bueno... en ese caso, iré a los taburetes. ¿Vamos Mordecai?

Mordecai: ahh... sí, claro. *idiotizado por Margarita* Yo... iré por allá... 

Una sensual pelirroja de labios carnosos apartaba un taburete "especial" para su novio mientras éste iba directamente hacia ella dejando solo al castaño. A unas cuantas asientos al lado de Mordecai, Rigby consiguió sentarse en uno antes de que alguien más la ocupara. Aún avergonzado porque su amigo lo dejara solo, miraba a la descarada pareja desde lejos. Y es que Margarita se inclinaba frente a Mordecai, desde el otro lado de la barra, apretando sus senos sobre la mesa, con una cereza entre sus blancos dientes. Sus movimientos eran seductores y pronto la cereza pasó a los labios de Mordecai. Rigby tragó saliva al verlo, ya los había besado; tal vez por última vez, esa mañana.

Eileen: ¡Ahora te atiendo Rigby!

Su mirada se desvió hacia la castaña, asintiendo con una sonrisa forzada intentando ocultar su aborrecimiento y el resentimiento hacia Mordecai mientras frotaba las palmas de las manos. En ese instante, escuchó los susurros de alguien a su lado, repitiendo su nombre una y otra vez como si intentara recordar dónde lo había oído antes. Rigby giró para ver de quien se trataba y, tras un estremecimiento, reconoció al sujeto a su costado. Ambos se miraron fijamente en silencio. 

Eileen: Listo, ahora puedo tomar sus pedidos. ¿Qué comerán hoy?

Cargador: ah... Sí. ¿Qué tienes que no sea comida chatarra?

Eileen: Bueno, siempre tenemos guisos en el menú. ¿Aún no conseguiste leerlo?

Cargador: heh... no. Tráemelo, por favor. 

Eileen: Claro, ¿Y tú Rigby?

Las palabras de Rigby no parecían salir con facilidad, en lugar de ello balbuceaba sin saber articularlas adecuadamente. Eileen y el cargador compartieron miradas confusas cuando entonces, desde la cocina, Chloe avisaba a Eileen para que llevara unos platillos ya servidos. Corrió a ellos. 

Regular Show - El Descanso de la Monotonía.Where stories live. Discover now