Bourbon (pt.1)

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XXXVI

Su cabeza le dolía a horrores, sus pensamientos desvariaban y su mente parecía un globo a punto de estallar. Tenía la impresión de que algo explotaría en cualquier momento, obligándola a fruncir el entrecejo sin ninguna razón. Eileen caminaba por el pasadizo, cada vez más cerca de la habitación de Chloe, recordando los asuntos pendientes con Margarita; todos ellos, ahora quedados en el pasado... o al menos eso era lo que quería creer. Apenas degustaba esa libertad.

Eileen: Al menos eso tenemos... al fin algo productivo después de tantos años... ngh...

Con el corazón agitado, descansó su espalda en la pared a un lado de la puerta de Chloe. Sus aceleradas palpitaciones no eran más que el reflejo de su nerviosismo. Recordó el repentino cambio de color en el cabello de Chloe; incluso si el cambio fue poco visible, eso significaba un golpe considerable en su estado anímico. Eileen inclinó la mirada, observando el picaporte muy cerca de su muñeca. Temerosa, comenzó a susurrar posibles inicios de conversación.

Eileen: Supongo que... tocaré y preguntaré "Chloe ¿ya te siente mejor?" No, eso no sirve. Claro que no se siente bien; yo tampoco lo estaría. ehm... "Ese beso no significó nada, en serio" No, eso no suena para nada amable. "¡Chloe, esta es MI casa; y por lo tanto, yo mando aquí!" Ella tendrá que reconocer que tengo razón... *suspiro* Como si ella fuera a aceptar algo como eso.

Se dio por vencida, no tenía nada inteligente qué decir. Con la mirada perdida en la nada, alivio la tensión en su cuello. Concentrarse ahora, ya no era una opción; debía actuar. Sólo esperaba que Chloe tuviese un mejor ánimo y mucha paciencia con ella. Por donde lo viera, y esto lo pensó desenvainando una sonrisa cálida ante el dolor, Chloe tenía ese poder de hacerla sentir muy nerviosa y acelerada a pesar de estar separadas por un muro de concreto.

Eileen: ¿Chloe...?

Abrió lentamente la puerta, divisando el interior de la habitación. Chloe había dicho que iría a alistarse para ir a trabajar al café, por lo que se sorprendió al no encontrarla en el cuarto de huéspedes. Sin vacilar, ingresó a la habitación, dejando la puerta abierta en caso de que Chloe... ¿regresara? No, Chloe no regresaría porque seguía en la habitación, se encontraba en el cuarto de baño a su derecha; la puerta estaba cerrada y podía escucharse la caída del agua.

Un tanto impaciente pero sin nada más que pudiera hacer en ese momento, Eileen se acercó a la cama a regañadientes; cogiendo su teléfono celular del bolsillo, dispuesta a revisar sus mensajes o alguna novedad para matar el rato. Rebuscó el registro, pero pronto abandonó el poco interés hacia su teléfono celular. A un lado del móvil, podía divisarse un trozo de tela sobre el suelo llamando su atención al reconocerla; se trataba de la playera que le había obsequiado.

Eileen: Debe ser una broma; no hice nada malo. *triste amargura* Bueno, ella no lo sabe pero...

Tan pronto cuando la recogió; arrugada y carente de calor, sintió un punzón en el pecho. ¿Acaso Chloe habría sacado conclusiones sin escuchar su versión de la historia, primero? La elevó a la altura de su rostro, cuidando de no acercarla demasiado; aún tenía el rostro sucio y aspiró suave pero profundamente. En toda la madrugada se había esforzado por rememorar aquel aroma.

Una serie de imagines aparecieron en su mente. Podía verla correr a su alrededor, ayudándola en el café o tomando su mano al caminar por las calles. La primera vez que olfateó su cabello y la tibieza de sus hombros. No se trataba de la búsqueda de su delicioso perfume; necesitaba, deseaba, le urgía recordar su aroma corporal, la que debió impregnarse en ella de no ser por la despedida. Nuevamente el latir de sus sienes la sacó de quicio, reavivando una terrible jaqueca.

Regular Show - El Descanso de la Monotonía.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora