Golpeados (pt. 1)

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XXX

Cuando Mordecai realizó las dos primeras llamadas, éstas no conectaban; Rigby parecía ocupado... y eso no le gustó. Mordecai volvió a remarcar el número, impacientándose ante la demora de Rigby por contestar, para luego dar con el mismo resultado: la línea seguía ocupada.

Mordecai: ¿Con quién más hablaría por teléfono si está con ese Jared? *irritado*

Impaciente, agitó el teléfono de Margarita, esperó unos pocos segundos y volvió a marcar. Lo razonable era que Rigby mencionara el nombre de su novia, al contestar, puesto que éste era su teléfono celular... en lugar de ello, había mencionado el nombre de Jared, ¿Por qué...?

Rigby respondía de manera cortante a sus insistentes preguntas por saber si se encontraba sólo o con ese tal Jared. Mordecai no estaba seguro de qué ideas hacerse en la cabeza. Frente a las escasas respuestas de Rigby, sólo tenía un pensamiento en la cabeza: él está mintiendo...

Claro que, del otro lado, Rigby se encontraba en un partido de batallas laser; sin embargo, la envenenada mente de Mordecai no vacilaba en pensar lo peor aunque se tratara de algo a lo que Rigby nunca pudiera ser capaz de hacer. Cuando Rigby colgó la llamada sin darle una respuesta fija de su ubicación, apretó un puño con el teléfono en la mano.

Mordecai: ¡¿Pero qué le sucede...?!

Rugió pronunciando aquellas palabras, impulsando violenta energía negativa que, para algunos clientes demoniacos, era muy apetecible por los concentrados toques de amargura y éxtasis. Mordecai vaciló en un mareo y levantó la mirada percatándose de las personas que lo veían con recelo; algunos de ellos, como si él tuviese algo que ellos deseaban poseer. Mordecai negó con la cabeza y se enfocó en continuar preparando los pedidos a pesar del repentino malestar.

Mordecai: Debo haber cogido un resfriado... o algo...

A propósito de ello, ¿Dónde estaba Margarita?, se preguntó. Los clientes entraban pero nadie anotaba sus pedidos. Pronto comenzó el bullicio y Mordecai, fastidiado por la ausencia de su novia, apagó la estufa y fue por ella al cuarto de limpieza. El lugar estaba vacío. Barredoras, cubetas, trapeadores y aquella mesa metálica, limpia como nunca antes estuvo debido al sexo, fue lo que encontró. Unas jóvenes salían de los servicios sonriendo, como si acabaran de contarse un secreto. Mordecai entró a revisar, pero no encontró nada fuera de lo normal.

En ese momento comprendió la frustración de Eileen, al notar que estaba por su cuenta, y regresó a la cocina. El alboroto era como un virus contagioso, saltaba de una persona a persona, uniéndose al estruendo. Mordecai ignoró varios comentarios ofensivos y anotó algunos pedidos. Los clientes se enfadaban por la lentitud del servicio y, por obvias razones de que el bullicio se volvió el juego de un grupo de jóvenes inadaptados, Mordecai se sintió al borde y explotó.

Mordecai: ¡Pronto estarán tus malditas patatas grasientas! ¡¡Ya deja de joder!! *rugió*

La multitud rompió en carcajadas, celebrando su mala actitud, menos el tipo obeso de las papas quien cogió la botella de cerveza y la reventó contra el suelo, en reproche. Mordecai se dirigió a él, mientras algunos clientes abandonaban el lugar por temor a que esto pasara a peores. Un tipo con chaqueta de cuero rojo intentó detenerlo pero Mordecai ni siquiera desvió la mirada para saber de quién se trataba; estaba muy ocupado observando a las personas que empujaban al tipo obeso fuera del café debido a que un trozo del vidrio roto se le incrustó en el tobillo.

Mordecai: Perdedor... *sonrisa maliciosa*

Satisfecho porque el tipo obeso tropezara con su propio desastre en el suelo, Mordecai agitó los brazos; soltándose del encuerado que le obligaba a retroceder. Sintió una fuerte pesadez en su cuello y tenía una mirada enfermiza como si padeciera de algún malestar o fiebre. El tipo aun insistía con él pero Mordecai sólo continuó ignorándolo, apartándole con el brazo derecho.

Regular Show - El Descanso de la Monotonía.Where stories live. Discover now