Golpeados (pt.3)

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Antes de que lean esto...  

Sólo quiero advertirles que el contenido podría ser muy mal influyente y quiero recordarles que esto es sólo una trama creada por mí. 

Joder... no soy tu santa madre y sé que no tengo el derecho de decirte lo que puedes o no hacer. No pongo restricciones porque considero que mis lectores son maduros y tienen bien puesta la cabeza de que esto es una historia. 

Lastimosamente, estos casos sí se dan en la vida real, así que, si algún día pretendes experimentar cualquier tipo de mrd... sólo te pediré que me dejes fuera de eso porque... por el hecho de que lo hayan leído aquí, no significa que te incite a que lo hagas.

Sin más... aquí el siguiente capitulo. Los quiero mucho ^w^.

XXXII


Mordecai llegó al devastador lugar. Con desgano, se deslizó de los asientos del taxi y pagó sin pedir el cambio; adentrándose a la gasolinera en desuso. Detrás de él, el mundo parecía vibrar. Las voces y sonidos eran indiferentes para él, no las comprendía. Sin poder evitarlo, una esbelta mujer, rubia y con vestido rojo se acercó a él; colgándose de su hombro. A Mordecai le pareció muy atractiva aunque su rostro carecía de belleza por los efectos de las drogas y la bebida.

– ¿Tienes dinero? Necesito dinero... si vienes conmigo, prometo... que te lo hare tan bien que... que perderás la razón – dijo la rubia en estado de ebriedad.

Mordecai la vio a los ojos, pensó que podría hacerlo ahí ahora mismo; pero primero, necesitaba conversar con un amigo y esperaba encontrarlo en el mismo lugar, aunque se lamentaba por él por su dependencia a estos lugares de mala muerte. Sacó su billetera y levantó de ella unos cuantos billetes, frente al somnoliento rostro de la mujer.

Mordecai: Busco un amigo ahora... *ella recibe los billetes* tal vez... nunca.

– Cielo... yo también podría ser tu mejor amiga... – le acarició una mejilla y luego se alejó; contorneando las caderas en su andar.

Bajó por las escaleras, esquivando a algunos que subían por la misma. Podía percibirse el enfermizo olor, sin embargo, en esta ocasión, no le pareció desagradable aunque tampoco acogedor. Mordecai sospechó que algunas personas de ayer lo reconocerían y así fue. Muchos nombraban al peli azul como "llegó el tipo alto" o "la pareja celosa del chico castaño".

Mordecai: No soy su pareja, somos amigos... *renegando mientras los dejaba atrás.*

Los cubículos estaban ocupados; entre orgías y sadomasoquismos, Thomas no estaba por ningún lado. De pronto, alguien se le acercó por detrás; haciéndole girar para propinarle una bofeteada. Mordecai se apartó un poco para ver de quien se trataba, era el travestido de ayer.

– Tú y tu amigo son unos brutos – dijo cruzándose de brazos. Mordecai se fastidió al verlo pero había estado tan enojado en la cafetería, que aquello en realidad... le hizo gracia.

Mordecai: No me conoces... *mirándolo con pésimas intensiones*

Dándole a entender que él era el verdadero bruto y que comenzaba a fastidiarse. El travestido tembló al comprender la amenaza y tragó saliva pensando por donde podría escapar. Mordecai se le acercó y lo acorraló violentamente contra la pared más cercana. Fingiendo un temperamento calculador, conversó con él. Estaba en sus límites de nuevo.

Regular Show - El Descanso de la Monotonía.Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora