Regular Show - El Descanso de la Monotonía.

Confesiones

XXXV

La luz que parecía provenir del faro del primer auto de la madrugada, la "despertó". Chloe se encontraba extendida sobre la cama de Eileen, acostada de lado y con un brazo escondido bajo la almohada; preguntándose: ¿Habría dormido algo? No estaba del todo segura; sus ojos ya estaban abiertos al oír un auto avecinándose.

La almohada, que cubría su brazo, cayó al suelo al momento de cambiar de posición. Suspirando, extendió el brazo para recogerlo y lo regresó consigo, apretando la boca de su estómago con él. La soledad y la angustia al desconocer lo que sucedía en el departamento de Margarita, la había sumergido en un problemático insomnio; sin mencionar la placentera despedida de Eileen.

Ser acariciada por ella. Enrojeció ante el recuerdo y extendió el brazo hacia la pequeña cómoda; el reloj dictaba cerca de las 4:30 a.m. Pegó el rostro sobre la almohada pensando en lo muy jodidamente relativo que podría ser el tiempo. La espera parecía una eternidad en la habitación de Eileen. Entonces cerró los ojos y se dio un momento de profunda concentración.

Chloe: ¡Quiero dormir...! ¡Quiero dormir...! *rebotando su rostro contra la almohada*

Todo era tan aburrido sin su Eileen. Dando un sonoro resoplido, se enderezó sentándose sobre el colchón, deteniéndose a mirar su notable cicatriz en su rodilla. Acarició el largo de la marca y, en silencio, la cubrió con ambas manos. Recordó sus tiempo como jammer. Le habría gustado mucho que Eileen la viera patinar en serio, aunque sea una vez, en una de sus competencias.

El sonido de otro auto avecinándose volvía a escucharse a lo lejos. Volvió a recostarse, cubriéndose hasta la cabeza con las sábanas, ignorando el exterior cuando de pronto reconoció que el auto se estacionaba frente a la casa de Eileen. Inmediatamente se asomó a un lado de la ventana y con un índice apartó la cortina de su visión. En efecto, era el auto de Eileen. Dejó de lado la ventana y se apoyó en la pared, como si de un juego de escondite se tratara. ¿Qué debía hacer? Entonces reaccionó al ver su reflejo en el espejo del tocador. ¡Estaba semidesnuda!

Chloe: ¡La playera! *susurró alto* ¿D-dónde está? Sé que la dejé por aquí.

Había utilizado algunos métodos para conciliar el sueño; desde practicar distintas posiciones para dormir, hasta desvestirse un poco para alivianar la presión en su cuerpo. A oscuras, corrió a rebuscar entre las sábanas. Encender la luz sólo hubiese llamado la atención de Eileen y eso es algo que no pretendía hacer; le avergonzaba la idea de parecer desesperada.

Extendió la playera encontrada, y a punto de colocársela, se detuvo a pensar un instante. ¿Estaría desesperada? Entonces escuchó la puerta de entrada abrirse y se apresuró a vestirse a la vez que se acercaba silenciosa, a cerrar la puerta. Sin embargo, una serie de golpes y caídas se escucharon. Chloe agudizó su oído a medida que se inclinaba sobre el suelo. Los gemidos de dolor eran inconfundibles para ella, ya no era difícil identificar a alguien sufriendo.

Chloe: Algo no anda bien *frunce entrecejo*

Sigilosamente se deslizó en dirección a su habitación, por el corredor; sintió la necesidad de coger su bate de béisbol bajo su cama. Regresó cautelosa, caminando hacia la escalera cuando entonces, la alarmó el ruido de un florero rompiéndose. Mantuvo firme el bate y preparó su teléfono para realizar rápidamente una llamada de emergencia en caso de que lo necesitase. Sin vacilar, bajó por las escaleras con el bate aún entre las manos y su cuerpo se entumeció al reconocer la voz de Margarita. ¿Acaso no había ido Eileen a su casa en primer lugar?

Chloe: ¿Qué hace ella aquí...?

Susurró incómoda, aferrándose al mango del bate. Entonces la luz de la escalera se encendió sobre su cabeza, descubriéndola de su sigiloso recorrido. A mitad de la escalera, con la mirada hacia abajo, divisó la silueta inconfundible de Eileen, quien la miraba desde el primer escalón. Se veía desaliñada y muy agitada. Como un gato nocturno luego de recorrer los tejados.