Capitulo veinticinco.

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Mi cabeza parece que fuera a explotar, es un dolor realmente... Insoportable. Ahora me encuentro en un bosque, tirada en el monte, me levanto, observo cada parte, y llego a la conclusión de que quiero ir al baño.

Los rayos del sol pegaban en mi cara, haciendo que mi vista no sea del todo buena.

— Hola Emi — Esmeralda aparece de la nada pegándome un tremendo susto.

— Y ahora ¿En qué lugar estoy? — Ella rueda los ojos.

— Tierra, montañas, monte ¿No sabes?

— Sabes de lo que estoy hablando — Esmeralda se me acerca y tocándome la punta de la nariz dice:

— Comencemos el juego — vamos a ver que inventa esta chica — Como ves, Emily, estamos en un bosque, un lugar alejado de la sociedad, aquí los gritos son el silencio. Como escuchaste hace poco, la querida abuela dijo que éramos las primeras hijas ¿No es cierto?

— Sí, es cierto — Quedo en silencio, dejando que Esmeralda continúe.

— Bien, entonces ¡¿Quién fue el que te desgracio la vida!? ¿Sera que tienes el valor de poder decirle en la cara cuanto lo odias? ¿Quieres salvar a este ser tan despreciable?

Agacho la cabeza y mis lágrimas amenazan con querer salir, pero lo único que pasaba por mi mente era "Se fuerte" no podemos estar en el mundo lloriqueando por cualquier estupidez, aunque las imágenes de aquél día no dejan de atormentarme... Pero de igual manera estoy bien, siempre disimulo una sonrisa cuando en verdad, por dentro, estoy más que destruida.

— Sigue.

— ¿Lo matas o lo salvas? Es tú decisión, pero antes, tenemos que saber la verdad ¿No es cierto?

— ¿Salvar a esa persona? ¿Para qué? Él tiene que ser destruido de la peor formal, quiero saber la verdad, y después ver como se retuerce — Esmeralda forma una sonrisa de oreja a oreja, comenzó a reír como una desquiciada.

— ¡Me gusta esto! — Esmeralda trono sus dedos, y de repente, mi hermano cae del cielo, impactando con el suelo seguido de un chillido de parte de él.

Esmeralda se acerca a Fidel, llena de ira le patea el estómago.

— Ser despreciable.

— ¡Cállate! — Él se levanta del suelo y escupe a Esmeralda.

Ay chamo, lo que te espera.

Esmeralda se quita la saliva de él, ella agarra la lengua de Fidel y dice: No te corto la lengua porque necesito que me digas ¿quién eres?

La chica empuja a Fidel y le entierra el cuchillo en la pierna, el grita, pero ella reía.

— ¡Te odio!

— Que sea la última vez que me haces esto, más bien ni te hice nada — Su mirada estaba llena de odio hacía Esmeralda, pero ella solo reflejaba el vacío que tenía por dentro.

— Te mataré — Responde.

— Tendrás que volver a nacer — Él empuja a Esmeralda y con su pies herido trata de escapar, Esmeralda tiene la mirada fija en él.

— ¡Se va a escapar! — Digo.

— Tú tranquila — Cuando ya Fidel estaba perdido entre todos esos árboles, Esmeralda trona sus dedos haciendo que dos perros parezcan

Ella con toda la tranquilidad del mundo apunta hacia él, y los perros, van hacia mi hermano, a los pocos segundos se puede oír el aterrador grito de mi hermano, Esmeralda saca una sonrisa de medio lado, ella sabe que lo hizo bien, sabe que su plan está saliendo a la perfección.

Los perros aparecen con el cuerpo de Fidel entre sus boca, lo escupen y ahora está más herido que antes ¿Cómo es posible que viva tanto? ¡Mátenlo para que no sufra!

— Si no dices nada, es obvio que vas a morir de la peor manera, dinos Fidel ¿Quién eres?

— Soy... soy... el hijo de mi padre.

— ¡No me digas, entonces yo soy la nieta de mi abuela! – contesta Esmeralda, Fidel aclara garganta intentado explicar lo dicho.

-Lo que me refiero, Emily, es que yo soy el verdadero hijo, soy tu hermanastro - ¿Qué? Agárrenme que voy en bajada.

-Bien, ahora explícale porque hiciste "Eso"

-El me mando, Emily, nunca quise hacerlo, te juro que me sentí el ser más sucio cuando lo hice, no tengo perdón.

-¿Entonces porque lo has hiciste? – Digo.

-¡Por que el me obligo! Hasta el día de hoy, no ha dado razones. Emily, por culpa de ese acto, enfermaste, no salías de tu habitación, llorabas, dejabas de comer... pero alguien, solo una persona hizo que salieras de ese mundo... fue Tu verdadero padre.

¡O EME GE! ¡OMG! ¡OH DIOS MIO!

-¡No, no te dije que contaras eso! ¡Te voy a matar!

¡No por favor! – Fidel estaba nervioso, su cuerpo temblaban, sus ojos no dejaban de soltar lágrimas, él se acercó a mí y agarro mis manos, nos miramos y el por fin, tras un suspiro dijo – Por favor, Emily, no me mates.

Mi GemelaWhere stories live. Discover now