Capitulo 2

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-Ana estas distraída. Más de lo normal- me dice Marina.

-es solo que me duele la cabeza. No dormí bien anoche- le digo.

-animo. Aunque solo son las 11 de la mañana y nos queda toda la tarde aun- suspiro.

-voy a limpiar los cuarto del ala norte para luego terminar con el ala sur- le digo.

-Ana, hoy vendrá el señor Grey. Así que hay que buscar a la despensa algunas meriendas- arrugo la nariz.

-eso es repugnante- digo.

-pero es lo único que puede comer a no ser que quieras ofrecerle tu cuello- me dice. La fulmino con la mirada. Tomo lo necesario para limpiar las habitaciones. Odio mi vida pero mientras no sea la comida de un vampiro, estoy tranquila.

La casa de la señora Lucrecia es una mansión que tiene aproximadamente unos 500 años. Sus abuelos los construyeron y así paso de generación en generación. Cuenta con unas 12 habitaciones y en ellas hay cosas antiguas que son extremadamente cara que si se llegan a romper te puede costar la vida.

Los pasillos son de madera pulida y barnizada en color cerezo. También hay candelabros antiguos en las paredes que a cada 2 semanas necesitan de mantención, ya que es la única forma de alumbrar en la noche. Aunque estamos en el año 3.000 por culpa de la guerra las grandes industrias eléctricas quedaron en el suelo y no había recursos suficientes (humanos) para levantarlas.

Hay un poco más de 10 esclavos que se encargan de los trabajos pesados. Unas 8 esclavas que se encargan del aseo de la casona y las demás son ama de llaves, cocinera, mayordomos y por supuesto los que son alimento.

Hay un hermoso jardín con flores que son difíciles de encontrar en la cuidad y los alrededores. Por ejemplo la orquídea chilena, son muy pocas las que quedan y están en el jardín. Hay rosas, frutillas que cubren una muralla, en la época que florecen la mezcla de verde y blanco es precioso y cuando da sus frutos el aroma dulce es tranquilizante. Lo malo es que la señora no las puede comer y muchas veces se pudren en la mata.

Alrededor de las tres de la tarde todas las piezas están hechas pero tengo un hambre enorme

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Alrededor de las tres de la tarde todas las piezas están hechas pero tengo un hambre enorme. Camino metida en mis pensamientos cuando al dar la vuelta en un pasillo choco con una muralla de músculos.

Con lo que choco con esa pared termino sentada en el suelo y con todas las cosas esparcidas en el suelo. Me levanto como puedo y recojo todo lo más rápido que puedo. Mierda. Acabo de meter otra vez la pata.

-lo siento- digo.

-¡Anastasia!- chilla doña Lucrecia –Te dije que estuvieras más cuidado con las cosas que hacías. Te di una nueva oportunidad y mira como me pagas. Te quiero fuera de esta casa. Hasta hoy en la noche trabajas en esta casa- me grita. Yo solo miro al suelo. ¡No! ¡La guarida no!

-Señor Grey lo siento por este percance. Usted sabe cómo son los humanos, tontos y torpes- dice la señora.

-no se preocupe señora Linch pero debo decir que yo fui el culpable de esto, aparecí de la nada- dice. Tiene una voz ronca y profunda. De esas que te ponen la piel de gallina.

Llamado de la sangre: Cristian y AnastasiaWhere stories live. Discover now